Con mucha ilusión me puse con este segundo libro de Stuart Turton tras el buen sabor de boca que me dejó su primera entrega. Además, el autor parecía alejarse de los parámetros argumentales delineados por su anterior obra. En este caso se trata de una historia detectivesca con algunos toques sobrenaturales. Los detectives protagonistas que recuerdan mucho a Sherlock Holmes y Watson, pero con uno de ellos encadenado por motivos que desconocemos hasta bien entrada la lectura, se ven embarcados en un barco en Batavia con rumbo a Amsterdam. Antes de subir un misterioso leproso maldice la travesía y posteriormente se quema a lo bonzo. A partir de aquí una misteriosa sucesión de acontecimientos aparentemente sobrenaturales se desencadenan. El propio autor reconoce que no tiene ni idea de navegación, ni de los barcos de esa época, o sea que poco cabe esperar de otros detalles que no se correspondan con la acción que se desarrolla y las investigaciones que hace por delegación su ayudante.