A mí no ha venido a verme ningún monstruo, simplemente un parroquiano preocupado se ha atrevido a interrumpir mi recogimiento. Ha estado indagando donde encontrar un oráculo y finalmente Benigno me lo ha enviado a la puerta del supermercado. Su consulta es muy simple: Ha visto esta película en la que todo el público llora y él no ha vertido ni una lágrima. Muy sorprendido lo ha vuelto a intentar (incluso dos veces) y admite muy preocupado que la segunda vez se ha dormido y la tercera ha acabado asqueado. Él siempre se ha considerado una persona sensible, ha llorado muchas veces en el cine y en su casa, casi en secreto, con otras películas y circunstancias. Admite haber tenido sus problemas en la vida, haber sufrido sinsabores y desdenes, haber perdido seres queridos y admirados y no entiende como no puede ser como los demás y sumarse al delirio lacrimógeno por este film provocado. Dice que mientras la veía le parecía estar en una tómbola ante un charlatán ofreciendo muñecas choch