Este sí que no es un pecado moderno. Este sí que ha persistido con el paso del tiempo. Lo que sí es moderno es su universalización. El " Esto es mío " está a la orden del día, aplíquese a cualquier terreno: mujer, familia, dinero, trabajo, salud, propiedades, territorio, lenguaje, cultura, pueblo. Actualmente no es fácil identificar a los rácanos porque todos lo somos más o menos. Antes siempre podíamos acusar a los bancos, a los judíos, o a los prestamistas inmisericordes, pero hoy en día está obsoleto. Los bancos son más bien pedigüeños, los judíos ni tocarlos (ya los tocaron bastante en otros tiempos) y los prestamistas andan disimulados entre bonitos anuncios en la tele y la radio. Así que la avaricia representada por su diablo (Mammon) campa a sus anchas en este siglo XXI de poco más de un decenio. Es un pecado bien guardado, no reconocido por nadie, por lo menos sigue siendo mal considerado, no como otros que son claramente exaltados. De lo que sí estamos flojo