Uno lee el nombre del autor y no se da cuenta de su dimensión hasta que lee su biografía y se da cuenta de que tres grandes películas : "El buscavidas", "El color del dinero" y "El hombre que vino de las estrellas" y una interesante serie de televisión: "Gambito de dama" se basaron en sus novelas y relatos. De eso me he dado cuenta cuando me puse a leer esta novela y a la vista de su maestría busqué información sobre este escritor no demasiado prolífico (sólo tiene seis novelas).
Además, uno empieza esta novela como si fuera una novedad y la sinopsis le parece que encaja y coincide con los de otras contemporánea y resulta que es de 1980 y entonces comienza a percatarse de la magnitud de la imaginación del escritor.
El sinsonte es un pájaro nativo de América del Norte y el título de la novela hace referencia a una frase repetida frecuentemente durante su desarrollo: "solo el sinsonte canta en la linde del bosque". La novela narra un mundo distópico al que parece que poco a poco nos acercamos. Los robots y su inteligencia artificial han sustituido al ser humano en todas sus funciones, pero con la dejación de funciones de los humanos, las cosas cada vez funcionan peor. La manipulación de la educación conducida a la preservación del "yo" y al ocio, en lugar de asociarse a la felicidad, conllevan a la degradación y a la falta de libertad. Nadie sabe ya leer. Los libros han dejado de existir. La cultura está controlada y pervertida.
La novela se transforma en una reivindicación de nuestras imperfecciones como personas, aprieta en la herida profunda que es la imperfección de la vida y todas sus incertidumbres y da en la diana de que la certeza es imposible y esa duda constante y la curiosidad que despierta son los ejes inestables que nos mantienen vivos sobre el alambre. Siempre haciendo correcciones para mantener el equilibrio, pero cercanos a la caída por el precipicio.
Esa misma duda es la que se instala en el robot más perfecto que busca la muerte cada año en la cornisa de un rascacielos, pero su falta de humanidad le impide el suicidio.
La narración de los acontecimientos de la novela es magnífica y la resolución final es perfecta e incluso deja un resquicio para la esperanza en la especie humana. Una novela que da que pensar y va más allá del puro entretenimiento.
Sigan leyendo libros. La sabiduría produce destapa nuestros defectos y a veces, crea más dudas, pero el ocio y el simple hedonismo solo acaban produciendo frustración y aburrimiento porque la felicidad es una quimera que solo se roza de forma fugaz.
"Solo lo fugitivo permanece y dura" que decía Quevedo. Seguro que lo copió de algún autor clásico porque todo es circular y se repite de forma constante y parece ser que su poema "Roma" es muy parecido a uno de Ezra Pound.
Benigno F.
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