Una novela negra mexicana para empezar el año. Viene precedida de premios y buenas críticas, así que la empecé con muchas ganas. La historia está bien, pero las dificultades que pone el escritor para su lectura, disminuyen el placer obtenido.
Ya entiendo que el escritor es mexicano y por lo tanto escribe en su idioma, pero su empeño en usar largos párrafos en los que están inmersos los diálogos, hace que muchas veces no sepamos que personaje está hablando ni con quién, incluso complica entender lo que es rememorado de lo que es presente.
La historia va dando rodeos intentando despistar al lector, metiéndonos en un laberinto de personajes relacionados con lo investigado, salpicado con la biografía del detective (como siempre: un amargado). La intención es clara, alejar al lector del centro y hacerle dar vericuetos por lo periférico con la pretensión de que al final la resolución sea más impactante. Para mí resulta fallido. Otra cosa debían pensar los que le dieron el premio, gente de prestigio y probablemente con más criterio, pero entre las dificultades para entender de qué están hablando, las palabras mexicanas con las que no estoy familiarizado y ese final que me deja un regusto amargo, no veo muchas posibilidades a que vuelva a ponerme a leer más historias del policía Edgar "El Zurdo" Mendieta, del que lo que más me gusta es el apellido que me recuerda al personaje de Garci en la película "El crack".
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