Otra novela negra, parece ser que no tuve suficiente con la de Connolly y me quería quitar el amargo regusto. Este es el segundo libro de los escritos por Alan Parks que tienen como protagonista al policía Harry McCoy. Leí hace un tiempo el primero y me gustó bastante, pero no hice reseña.
Lo primero que me viene a la cabeza al pensar en el libro y al leerlo es frío y humedad. Seguramente es porque el clima de Glasgow está presente de forma permanente en ambas obras y eso habla bien del autor en cuanto a describir ambientes. Efectivamente, la ambientación del libro en su geografía y en su época es excelente. Otra cosa son las historias y los personajes a los que les falta originalidad. Ya sé que es difícil innovar en este género, pero estos detectives que beben, se drogan, tienen un pasado oscuro, reciben palizas fenomenales y resuelven el misterio... ¿Qué quieren que les diga?...Me resultan repetitivos y poco creíbles, especialmente en lo de rendir bien en el trabajo y que nadie se dé cuenta de sus adicciones y defectos. Siempre hay alguien protector para sus corruptelas, lo cual va bien para una novela, pero cuando uno pretende convertirla en saga, cada una de ellas en meses consecutivos, a mí me parece que pierden consistencia.
No obstante, las novelas, como entretenimiento, como "pasarratos" son perfectas. Se las lee uno con avidez y ganas (de hecho ya me he comprado la tercera), aprecia la labor del escritor, las virtudes de la policía y la maldad de los perversos. Así que su labor la cumplen, quién quiera algo más tendrá que acudir a otra fuente.
No les cuento nada más que igual se les quitan las ganas de leer o les estropeo la digestión.
Benigno F.
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