Una de las desventajas de leer en e-book es que, al no tenerlo en las manos, no tienes clara conciencia del volumen de un libro. A mí éste, desde el principio, me parecía bastante grueso. Supongo que era por las palabras. El autor se recreaba describiendo, puntualizando, comentando sobre detalles aparentemente nimios en interminables frases. Todo ello me tenía medio perdido, intentando siempre volver al argumento inicial que resulta muy interesante. Tan interesante que una vez finalizado el libro, creo que hay que volver a leerlo sin mucha tardanza. Más que nada porque al saber el final de la historia policíaca, debería volver a leerlo solo por el placer de mecerme en las palabras que son muchas y buenas. Lean el párrafo siguiente y si no se quedan prendados, más vale que lo dejen. Relean el párrafo y enamorénse del relato, mastiquen y digieran cada una de las frases, dejénse rebotar sin hacer fuerza en cada una de las esquinas ¿A que resulta agradable? Vuélvanlo a le...