No había leído nada de esta autor, al que conocía como guionista de excelentes películas del género negro. Tomen nota: "Atraco perfecto"y "La huida". Son suficiente referencia para que de entrada merezca un respeto. Probablemente es la palabra más adecuada para describir lo que he sentido al finalizar esta novela: respeto. Tengamos en cuenta que esta novela es de 1952 por lo que hay que valorar sus méritos teniendo en cuenta la época. Si nos situamos en esa década, esta novela es original y rompedora. El relato tiene lugar desde el punto de vista del asesino, el cual, pese a todo nos acaba casi cayendo bien. El lector se pone rápidamente de lado de este "asesino en serie" y se pasa la obra esperando su redención, su caída del caballo y la iluminación divina. No se preocupen, no sucede y eso nos enseña a que, para juzgar la conducta de alguien, hay que ser imparcial y no dejarse llevar por los propios sentimientos ni prejuicios. De hecho es lo que le pasa