A veces leo sin ton ni son. Simplemente por leer cualquier cosa o porque alguien escribe que una serie de novelas (ésta) es una saga parecida a la de "El Padrino" pero en oriental, con superpoderes y artes marciales. Y uno se deja engañar por esas grandilocuentes frases y se enfrasca en la lectura y se deja llevar por la historia y sus personajes.
Que nadie se engañe, nada que ver con la calidad de las novelas de Mario Puzo (¡qué más quisiera!). Esto son novelas para adolescentes (o para los que todavía lo somos interiormente), que permiten viajar a países y situaciones imaginarias, que facilitan la evasión de los problemas de la vida diaria. Ideal para una serie entretenida de televisión o para un cómic.
Uno se engancha a los personajes y a la acción, pero un lector con experiencia detecta todas las trampas, los giros previsibles. Pese a todo, contribuye a pasar el tiempo de forma agradable y engancha porque los ingredientes de la "droga lectora" están perfectamente balanceados y son suficientes para crear adicción y síndrome de abstinencia. Ese síndrome es el que me llevará a comprar y leer la tercera entrega (Legado de Jade) que en breve verá la luz.
Así que solo se la recomiendo para lectores compulsivos y adictos, aquellos que, como yo, leen hasta las etiquetas de los botes de conservas y escriben en servilletas.
Benigno F.
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