Aunque llevo un tiempo sin publicar nada, he leído mucho. Voy por el tercer libro, así que será mejor que vaya recopilando mis impresiones de los leídos para no olvidarme. Para recordar mis sensaciones más que para comunicarlas porque probablemente a casi nadie le importan. Este espacio se ha convertido en algo solo mio a lo que recurrir como espacio de memoria.
Este es el tercer libro de la serie "caballos lentos". Tras la grata impresión del segundo y el buen sabor de boca de la serie televisiva, decidí leerlos todos. De hecho, ya tengo el cuarto esperándome para ir por delante de lo visual.
En esta entrega todo se desencadena con un secuestro de uno de los miembros de la Casa de la Ciénaga y a partir de ahí se destapa una trama de conspiraciones dentro del servicio secreto y el gobierno que ya se venían apuntando en las dos primeras novelas.
En resumen, nada nuevo. Los mismos personajes con argumento diferente. Ahora ya el autor no intenta ahondar en las personalidades como al principio. Se centra en la acción y la desarrolla de forma absorbente. Bien, pero sin evolución. El personaje de Jackson Lamb sigue siendo sarcástico, un poco capullo pero de buen corazón. A mí me parece contradictoria su actitud protectora con sus subordinados confrontada con su trato. Sorprendente su efectividad para tratarse de un cínico despreciado. Pero el autor se ha inclinado claramente por el entretenimiento, por la venta antes que por la calidad, por la continuidad antes que por la creatividad. Lo acepto pero me decepciona. Creo que el escritor tiene mayor capacidad y ha tomado una actitud acomodaticia que me hace afilar el colmillo.
Me lo he pasado bien, seguiré con toda la serie y no tengo ningún problema en recomendar su lectura. Aunque preveo que, más pronto que tarde, me voy a cansar. Cosas de mi exigencia con un escritor al que le veo un potencial que no intenta desarrollar más allá mientras le funcionen las ventas.
Seguiré informando.
Benigno F.
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