Me interesé en este libro por su título. Encaja perfectamente conmigo, hay multitud de formas de soledad, yo ejerzo muchas de ellas, de hecho, casi todos estamos solos aunque estemos acompañados. La compañía no impide la soledad. Es un sentimiento interno arcaico, enraizado en lo más profundo. Nuestra soledad comienza en el claustro materno, puede dar miedo, pero se calma con el calor, con los latidos rojizos de las arterias maternas, con los sonidos cardíacos que retumban, seguramente por eso gustan tanto los ritmos de algunas músicas, dan sensación protectora, liberan del desasosiego. Cada cual vive esos momentos de forma diferente, algunos (como yo) se regocijan en ello, incluso hasta se sienten felices en ese destierro, porque la soledad siempre es ostracismo, desarraigo, desapego. Pero también oportunidad de explorar, de buscar, de ilusionarse vanamente con algo nuevo. Algunos escritores han loado al autor de estos cuentos, refieren haber recibido influencia