Esta novela es un "western" o una de "vaqueros" que decíamos aquí antes y nos atizábamos en una tarde un par de Marcial Lafuente Estefanía, Keith Luger o Silver Kane o nos íbamos al cine a ver una película. Es del "oeste" pero de las buenas, igual que la intensa película cuyo guión se basa en ella ("El hombre de las pistolas de oro"). Esa referencia ha sido buena para mí para imaginarme los personajes, para visualizar las cachas doradas girando en el dedo índice de uno de los protagonistas. Tiene todos los ingredientes necesarios, buenos, malos, ganaderos, sheriff, soldados, corrales, saloon y duelos. La diferencia estriba en el tratamiento de los personajes, en la rotundidad de su definición mucho más allá de lo entretenidos que pueden ser los hechos, en las dudas que manifiestan sobre la vida, en que todos tienen un pasado, un presente y dudas serias sobre su futuro. El metraje de entrada parece excesivo (más de seiscientas páginas) pero ...