Todo lo bueno que se haya dicho de esta novela lo suscribo sin duda. Tenía mis dudas después de leer " El pato mexicano " del mismo autor y con el mismo protagonista. En ese caso, me pareció demasiado violenta y con demasiado alcohol. Lo del alcohol se repite en esta obra, es una manía recurrente de los escritores de novela negra. A mí se me hace difícil darle credibilidad a un personaje que no para de beber y pese a ello es capaz de razonar y actuar de forma adecuada. Pese a ello, el argumento, la tensión narrativa, la violencia en su medida justa y los giros de argumento de esta historia, compensan perfectamente ese defecto. La historia es recurrente en este género: Un detective inicia una búsqueda aparentemente irrelevante y ese camino, aparentemente simple, se llena de curvas peligrosas. Aquí, el autor no recurre a la violencia gratuita sino a la tensión narrativa y ahí es cuando nos da de lleno en el centro y construye una obra magnífica, justa en su extensión y perfec
La adicción a las drogas causa alucinaciones, si se inicia en la juventud, a veces lleva a delirios. Y es que una cosa es tener imaginación, inventarse un mundo, unos personajes y una historia compleja, llevar todo ello metido en tu cabeza y otra diferente es mostrarlo mediante palabras. No tengo ninguna duda de que este escritor tiene todo eso dentro de su cabeza, lo imagina de forma perfecta, al detalle, tiene claros los personajes, sus razas, sus poderes y todo lo que sucede cuando se desencadenan, pero falla estrepitosamente al transformarlo en letras. Intenta describirlo pero solo hace que meter palabras y palabras y así se pasa el lector medio atontando, sin entender donde está y sólo un poco lo que está pasando, qué es relevante y que es relleno, y aunque la historia es interesante y te subes al caballo, corre tan rápido que no ves apenas el paisaje, sólo estás deseando que pare para que se termine ese vértigo agradable (eso sí). Así que me he zampado las 776 páginas (en e-boo