Un amigo me ha hablado de un nuevo y silencioso movimiento revolucionario: El dedicado a la liberación de libros. Un grupo liderado por una logia secreta que convoca periódicamente acciones terroristas a través de las redes sociales y otras zarandajas modernas. Como todos estos avanzados tienen ideas magníficas. Se erigen en portavoces de los oprimidos, de los sin voz. Sus argumentos son aplastantes. El libro es un ser que vive encerrado, a merced de la voluntad de sus amos, entre maderas y vitrinas, en condiciones deplorables, muchas veces sus páginas no están intactas, están llenas de heridas producidas durante la lectura por sus dueños. Saben que han sido usados y es poco probable que lo sean de nuevo. Otros ni siquiera han sido abiertos. Los mantienen cerrados, no han podido dar a conocer sus mensajes y sufren hinchados, se les pegan las páginas, las tintas se endurecen y las esquinas de los lomos se les comban de forma dolorosa. Los libros tienen necesidad de autoafirmarse, ...