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Niveles de vida - Julian Barnes

 "La cura de la soledad es estar solo" Marianne Moore

ADVERTENCIA: Si la lectura es una actividad para evadirte, para no pensar, para entretenerte, esta novela no te interesa. Vuelve directamente a los best sellers, a esas novelas escritas siguiendo siempre la misma pauta, a veces con títulos similares diseñados solo para fidelizarte. Si no eres capaz de darte cuenta de todo eso, de que estás manipulado, abandona de inmediato esta lectura y dedicate a otra cosa. Sal de rebajas e inúndate con esa luz falsaria. Coge de nuevo la mano de esa pareja a la que hace tiempo que no amas y vete a dar una vuelta por un centro comercial.

Pero si alguna ves has sentido el vacio del corazón roto y no sabes como recomponerlo o rellenarlo. Si miras atónito a los alegres esos días que dicen que son festivos, si estás harto del papanatismo, de los que se pasan la vida esperando la próxima fiesta, de los amigos de sus amigos. Este es tu libro, comprarlo es una inversión buena. A mí me ha dejado sencillamente noqueado.

El título parece relacionado con otra cosa más moderna que nosotros llamamos niveles de vida, pensando siempre en la economía. La foto de la portada evoca esa emoción de volar sin motor, sin control, con peligro serio de caida y eso hace dudar de la idea inducida por el título. Luego el título se aclara a lo largo de la lectura, demuestra que se refiere directamente a la altura emocional y vital en cada uno de los capítulos: El vuelo es el sueño del enamoramiento; el suelo es la decepción y; la pérdida de profundidad el duelo. Aire suelo y subsuelo. Cielo, tierra e infierno.

Este libro habla del dolor de la pérdida y lo difícil que es asumirla. Habla de amor y de muchas otras cosas para atraerte y disimular pero al final lo suelta todo, te deja fuera de sitio y, por desgracia, confirma la falta de esperanza de la vida. Son solo 150 páginas, pero de gran intensidad, casi todas con la esquina vuelta y marcas de carboncillo que al final deformaban tanto el libro que me he visto obligado a quitarlas porque hacían feo, porque todo él podría estar subrayado.

La historia de principio parece una de esas narraciones corales en la que al final todos los personajes se unen de forma maravillosa, pero no es así. El inicio es sólo una excusa, el autor se puso a escribir y a medio libro decidió confesar que no podía seguir en esa linea, se practicó un harakiri en toda regla y dejó por escrito las huellas de sus vísceras.

Yo, a medida que iba leyendo, me dí cuenta que de un momento a otro, iban a salir Tabucchi y Pereira, porque Barnes habla con su viuda igual que el personaje de aquella novela, y estaba tan seguro de ello, que cuando lo menciona, me ha subido de tal manera la emoción que he tenido que dejar por un rato de leerla.

"Hay una palabra alemana, Sehnsucht, que no tiene equivalente inglés; significa añoranza de algo. Tiene connotaciones románticas y místicas. CS Lewis la definió como: el incosolable anhelo del corazón humano de no sabemos que"

Una vez más, una lectura que me ha hecho entender mejor mi actitud ante la vida. He comprendido mi odio a la gente alegre, mi alergia a todos aquellos que son felices sin motivo y viven ajenos al sufrimiento. El escritor ha puesto en frases un montón de ideas, de sensaciones que me acosan que yo no sabría describirlas. Me ha recordado el dolor de la ausencia y el amor de la distancia y como todas esas sensaciones nunca nos dejan.

Lo mejor: Como se desnuda el autor sin ningún miedo. Lo directo que mira a los ojos del interlocutor y dice lo que piensa de ello. Como deja en ridículo todas esas pautas y tonterías a las que todos acuden cuando se abren profundas heridas.

Lo peor: Lástima que no exista el cielo o nosotros no podamos acceder a él. Tendremos que conformanos con el purgatorio (si nos dejan), donde seguramente nos será negado reencontrar a las parejas. Allí desearía sentarme a tomar un café con Pessoa, Tabucchi y Barnes, no como admirador, simplemente como oyente.

Una frase: Mil. Todas. El libro ha quedado deformado, inservible, salvo para mi. Escojo una casi por casualidad. "Quizá el duelo, que destruye todas las pautas, destruye algo más: la creencia de que existen pautas". Por eso llevo años sin patrón, ni pauta y ya no estoy afligido, pero no encuentro rumbo ni consuelo.

Puntuación: 9/10

Benigno F.


Comentarios

  1. Toco tu boca, con un dedo toco el borde de tu boca, voy dibujándola como si saliera de mi mano, como si por primera vez tu boca se entreabriera, y me basta cerrar los ojos para deshacerlo todo y recomenzar, hago nacer cada vez la boca que deseo, la boca que mi mano elige y te dibuja en la cara, una boca elegida entre todas, con soberana libertad elegida por mí para dibujarla con mi mano en tu cara, y que por un azar que no busco comprender coincide exactamente con tu boca que sonríe por debajo de la que mi mano te dibuja.

    Me miras, de cerca me miras, cada vez más de cerca y entonces jugamos al cíclope, nos miramos cada vez más de cerca y nuestros ojos se agrandan, se acercan entre sí, se superponen y los cíclopes se miran, respirando confundidos, las bocas se encuentran y luchan tibiamente, mordiéndose con los labios, apoyando apenas la lengua en los dientes, jugando en sus recintos donde un aire pesado va y viene con un perfume viejo y un silencio. Entonces mis manos buscan hundirse en tu pelo, acariciar lentamente la profundidad de tu pelo mientras nos besamos como si tuviéramos la boca llena de flores o de peces, de movimientos vivos, de fragancia oscura. Y si nos mordemos el dolor es dulce, y si nos ahogamos en un breve y terrible absorber simultáneo del aliento, esa instantánea muerte es bella. Y hay una sola saliva y un solo sabor a fruta madura, y yo te siento temblar contra mi como una luna en el agua.

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  2. ¡Cortázar!! Jugando a desrbrir lo imposible, lo que solo es perceptible, lo que va más allá de las palabras y cada cual siente diferente.
    Rayuela. Mucho cuidado con pisar la raya o perder el equilibrio, fuera de esas rayas de tiza a veces hay un infierno o ¿un cielo?
    Gracias por tu comentario Anónim@ y por leer a esas horas traidoras.

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