Es la primera novela que leo de Ramiro Pinilla, un autor con varios premios importantes, poco conocido y que en el pasado mes de Octubre nos ha abandonado. Intentó mantenerse al margen de los circuitos comerciales, incluso estuvo alineado con la autoedición.
En los últimos años escribió tres novelas protagonizadas por el detective Samuel Esparza, alter ego de Sancho Bordaberri, un simple librero del pueblo de Getxo. Después de acabar esta novela, he tenido la sensación de que en su vejez decidió demostrar que él también podía con este estilo, abordándolo con calidad, originalidad y al mismo tiempo dentro de los mejores cánones marcados por los escritores americanos de principios del siglo XX. De hecho el propio detective se manifiesta adicto a los personajes de Hammett, Chandler y especialmente inclinado hacia Philo Vance, personaje protagonista de la novelas del, para mí hasta ahora desconocido, S.S. Van Dine.
La realidad es que si quería demostrar algo lo consigue de forma sobrada. La novela da la sensación de haber sido escrita sin apenas esfuerzo, pero resulta sólida, bien pensada, con la extensión medida de forma exacta. Un nuevo caso de escritor de literatura de calidad que deja una escarapela brillante al asomarse a una literatura más cercana al consumidor habitual.
La obra se lee prácticamente de una sentada, te envuelve de forma perfecta, todos los detalles están perfectamente hilados. Como única pega a la trama le pongo que todas las dudas sobre el supuesto autor del asesinato se basan en un único dato: la hora de la muerte. Ese dato se obtiene de una forma poco científica pero, como queda aportado desde el primer momento, para el lector pasa desapercibido de forma instantánea. Acepto el fallo por lo brillante de la trama y porque en el fondo no se trata de un simple relato de detectives. En realidad el crimen y la investigación no son mas que una excusa para hablarnos del pueblo vasco, su carácter, costumbres y leyendas. Para transmitirnos sus sentimientos tras la derrota de la guerra civil y la consecuente represión. Incluso aderezada con algunos tintes autobiográficos (el detective además de librero es escritor). Además para demostrarnos mejor su habilidad, este relato lo hace sin demostrar demasiado odio por lo vencedores, con toques de imparcialidad, incluso mostrando bondad en los malos y maldad en los supuestamente buenos. No hace uso de la violencia en ninguno de los pasajes, todo se basa en diálogos y deducciones de los personajes, en contraposición clara con algunos novelistas del norte de Europa que abusan demasiado de la sangre en sus novelas.
En conclusión: absolutamente recomendable. Disfrútese sin medida. Me he quedado con ganas de leer su trilogía "Verdes valles, colinas rojas".
Lo mejor: Las dimensiones del relato, lo bien acotado de la trama y todos sus elementos. Samuel Esparza no bebe, no fuma, pero se viste y se comporta como detective... Gracias Sr. Pinilla. Este hombre sí que puede pensar.
Lo peor: Él ya no está para seguir deleitándonos.
Puntuación: 7,5/10
Benigno F.
En los últimos años escribió tres novelas protagonizadas por el detective Samuel Esparza, alter ego de Sancho Bordaberri, un simple librero del pueblo de Getxo. Después de acabar esta novela, he tenido la sensación de que en su vejez decidió demostrar que él también podía con este estilo, abordándolo con calidad, originalidad y al mismo tiempo dentro de los mejores cánones marcados por los escritores americanos de principios del siglo XX. De hecho el propio detective se manifiesta adicto a los personajes de Hammett, Chandler y especialmente inclinado hacia Philo Vance, personaje protagonista de la novelas del, para mí hasta ahora desconocido, S.S. Van Dine.
La realidad es que si quería demostrar algo lo consigue de forma sobrada. La novela da la sensación de haber sido escrita sin apenas esfuerzo, pero resulta sólida, bien pensada, con la extensión medida de forma exacta. Un nuevo caso de escritor de literatura de calidad que deja una escarapela brillante al asomarse a una literatura más cercana al consumidor habitual.
La obra se lee prácticamente de una sentada, te envuelve de forma perfecta, todos los detalles están perfectamente hilados. Como única pega a la trama le pongo que todas las dudas sobre el supuesto autor del asesinato se basan en un único dato: la hora de la muerte. Ese dato se obtiene de una forma poco científica pero, como queda aportado desde el primer momento, para el lector pasa desapercibido de forma instantánea. Acepto el fallo por lo brillante de la trama y porque en el fondo no se trata de un simple relato de detectives. En realidad el crimen y la investigación no son mas que una excusa para hablarnos del pueblo vasco, su carácter, costumbres y leyendas. Para transmitirnos sus sentimientos tras la derrota de la guerra civil y la consecuente represión. Incluso aderezada con algunos tintes autobiográficos (el detective además de librero es escritor). Además para demostrarnos mejor su habilidad, este relato lo hace sin demostrar demasiado odio por lo vencedores, con toques de imparcialidad, incluso mostrando bondad en los malos y maldad en los supuestamente buenos. No hace uso de la violencia en ninguno de los pasajes, todo se basa en diálogos y deducciones de los personajes, en contraposición clara con algunos novelistas del norte de Europa que abusan demasiado de la sangre en sus novelas.
En conclusión: absolutamente recomendable. Disfrútese sin medida. Me he quedado con ganas de leer su trilogía "Verdes valles, colinas rojas".
Lo mejor: Las dimensiones del relato, lo bien acotado de la trama y todos sus elementos. Samuel Esparza no bebe, no fuma, pero se viste y se comporta como detective... Gracias Sr. Pinilla. Este hombre sí que puede pensar.
Lo peor: Él ya no está para seguir deleitándonos.
Puntuación: 7,5/10
Benigno F.
También lo he leído hace un mes más o menos y, ya conociendo al escritor, no me ha parecido para nada una obra menor en su no muy extensa pero riquísima producción literaria. Publiqué mis impresiones en javierfuzzy.blogspot.com bajo el título "Hay vida en Getxo" (creo recordar). Me agrada particularmente que se hable de Pinilla ya que es uno de mis autores preferidos en castellano.
ResponderEliminarSaludos,
JdG
En absoluto me parece una obra menor. Es sobresaliente y demuestra a las claras la maestría de su autor. Seguiré leyendo cosas de él. Muy interesante tu reseña sobre Pinilla.
ResponderEliminarMuchas gracias por pasar y por comentar.