Ahora que han pasado algo más de 24 horas desde ese desparrame que es el final de año. Acontecimiento ficticio por excelencia, organizado con la única intención de hacer que os gastéis vuestro dinero tontamente, que os comportéis como animales y que no utilicéis el cerebro durante un periodo largo. Es buen momento para hacer una lista de (des)propósitos. No una de esas llenas de falsedades en las que pone: estudiar idiomas, ir al gimnasio, no engañar más a mi esposa, no chillar a los niños, cuidar a mis padres cuando estén enfermos, hacerme socio de una ONG o apadrinar un niño y todas esas zarandajas que os han enseñado a decir e incluso a apuntar.
Yo os paso la mia:
No necesitar nada ni a nadie
No esperar nada ni a nadie
No ser nada ni nadie
Ser pequeño no abultar, ser casi casi evanescente, transparente. Abandonar la incandescencia y transformarme en transparencia. No ambicionar por nunca más la trascendencia
No emitir proclamas ni soflamas. Sustituir la ideología por principios.
No tener seguidores ni seguir a nadie. No pertenecer a nada ni a nadie. No ser gregario ni sectario. No volver a escribir una lista de buenos propósitos el próximo año. Seguir pensando y analizando.
Saludos.
Eutiquio Sobrado.
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