Lo que tiene encontrar un buen librero, una especie en vías de extinción. Ahora las librerías parecen más un supermercado, "Sírvase usted mismo". Yo había salido a comprar libros, cosas tontas que a veces uno hace. Había entrado en una librería de barrio pero en formato de gran tamaño. No advertí que había cola impuesta por las medidas de seguridad de la epidemia, parecía gente parada hablando. Una señora me llamó la atención muy enfadada, casi sin haber traspasado el umbral. Así que me di la vuelta casi sin contestarle (con mirada de desprecio, por supuesto) y desistí de mi intento. Me fui a comprar un artilugio para la cocina que consideré muy necesario.
Volviendo hacia casa vi abierta una pequeña librería que suele cerrar los sábados por la tarde, una de esas pequeñas, con sólo un dependiente, de las que cuando entras te dicen "¿Puedo ayudarle en algo?". A partir de ahí hemos empezado una conversación sobre gustos y libros, sobre clubs de lectura y lectores apasionados. No se ha podido resistir a recomendarme un libro de un género que yo nunca hubiera osado: "Fantasía bizarra". A esas recomendaciones uno no se puede resistir mucho, así que he salido de allí con tres libros y un encargo.
"La casa de las arenas movedizas" tiene un argumento que parece un cuento para niños, pero no lo es en absoluto. Tiene misterio, tiene ciencia, tiene escalofrío. Se lee con gusto, deja siempre con ganas de volver a él, pero no provoca la ansiedad absurda de los "best sellers", sólo la curiosidad de conocer el devenir de nuestros personajes explorando esa casa curiosa, oscura y peligrosa en la que habitan encerrados.
Nada es de relleno, todo está perfectamente estudiado, el desenlace está resuelto de forma excelente. El autor probablemente no tiene grandes pretensiones, pero sin intentarlo deja una obra original y entretenida que deja un regusto muy agradable al terminarlo. Muy recomendable para todos los públicos.
Benigno F.
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