Voy a dejarlo claro: este libro no es la octava maravilla. No nos hemos encontrado, de pronto, en el bosque, a un autor superlativo de ciencia ficción, aunque está cercano. Así que si os dicen cualquier tontería superlativa, no hagáis ni caso. No obstante, esto no quiere decir que el libro no merezca leerse, lo merece sin ninguna duda, pero es mucho mejor hacerlo sin expectativas.
No es una novela, es una recopilación de relatos y, como tal, sin duda, irregular. Algunos son excepcionales, otros sólo regulares. Lo que sí es una clara constante es el tema de la tecnología y sus usos, el autor no pretende en absoluto transmitir sus ideas, pero sí que invita claramente a la reflexión. Y esa reflexión es lo mejor del libro. A unos (a mí) le hará ver sobre todo el lado malo de la tecnología, ese que convierte a los seres humanos en marionetas movidas por maquinaria, ese que al pulir las imperfecciones, al mejorar la calidad de vida, al borrar peligros y algunas maldades, sólo hace que desdibujarnos como animales (sí, he dicho animales).
El libro comienza con el mejor relato: "El comerciante y la puerta del alquimista", claramente inspirado en "Las mil y una noches", con todo ese misterio de lo oriental, ese aroma a zoco atractivo y peligroso y con un trasfondo de fantasía extraordinario. Le sigue "Exhalación", el que da título al libro, que teniendo un muy buen nivel, no alcanza el inicial, quizás demasiados detalles técnicos incomprensibles por inventados, quizás un final abrupto, como si el autor hubiera tomado unas excelentes notas para un guión más desarrollado.
"Lo que se espera de nosotros" recupera el nivel más elevado, parece una descripción reflexiva sobre un producto, casi un prospecto donde se describen contraindicaciones y efectos secundarios, no hay personajes, no hay narrativa, para mí, extraordinario. "La realidad no es importante; lo que es importante es lo que creen, y creer la mentira es la única manera de evitar el coma en vigilia. Ahora la civilización depende del autoengaño. Quizá siempre ha sido así".
En "El ciclo de la vida de los elementos de software" me he llegado a aburrir, probablemente es uno sobre el que podríamos discutir mucho y variado, aportando pros y contras sobre mundos y mascotas virtuales, sobre crear vida artificial haciendonos pasar por dioses. Todo eso está ahí, pero excesivamente largo, me ha parecido un buen cómic, pero al no tener ilustraciones me ha costado imaginármelo.
"La niñera automática patentada por Dacey" abunda en un tema parecido pero desde otro punto de vista, aquí el autómata es el que cuida al humano. Muy interesante para debatir sobre métodos educativos modernos y confrontarlos con los pasados. Notable, diría yo.
"La verdad del hecho, la verdad del sentimiento" es de los mejores sino el mejor. Nos pone frente al espejo de como se deforma el pasado en nuestros pensamientos, cómo se filtra todo para que se acomode de una forma que no nos haga sufrir demasido, muestra qué fácil es quedarse con sensación de razón y como pueden transformarnos los instrumentos que registren la verdad. Pero ¿Qué es la verdad?, como se pregunta el autor "¿Cómo será disponer de una memoria perfecta?" o como apunta uno de los personajes: "En una disputa los interesados cuentan lo que consideran justo; dicen mimi. Los testigos, sin embargo, prestan juramento para contar exactamente lo que sucedió; dicen vough."
"El gran silencio" me ha hecho mirar de forma diferente a los papagayos, sean animales o humanos.
En "Ónfalo" se mezclan de forma magistral la religión y la ciencia, con todas sus coincidencias y contradicciones, estoy empezando a pensar que muchos de estos (y este de los que más) merecen ser leídos, analizados y discutidos por mis estudiantes... y por los que no lo son.
El casi policíaco "La ansiedad es el vértigo de la libertad" abrocha de forma sobresaliente el libro. Los relatos de mundos paralelos siempre me han encantado.
En resumen, leánlo, con sus defectos y virtudes, dénle una vuelta a todo, tengan opinión propia, dejénse arrastrar por la posibilidad de cambiar de idea si es necesario. Están ante un libro imperfecto, como la vida, como todo lo que he escrito sobre esta obra que, sin duda, merece releerse de vez en cuando.
Benigno F.
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