Hay polémica en Barcelona por el discurso del pregón de las Fiestas de la Merçé. Por lo que se ve a muchos no les gustaba "a priori" el pregonero. Sin manifestarse abiertamente contra la independencia se mofó de la Diada comparándola con un Parque Temático lo que ha ofendido a algunos que tienen la piel muy fina cuando alguien satiriza lo suyo y son abiertamente simpáticos y divertidos cuando ellos, los medios o sus afines se mofan de lo contrario.
Algunos dicen que su discurso reivindicaba el "charneguismo", dicen que es un "cliché" y que hay que superar esa etapa, pasar página, que eso forma parte del "tardofranquismo". Que es "inútil" y limitante". Esos mismos alababan no hace mucho el discurso de uno que se reconoció "charnego" en público y que acusaba a cierto político de sólo hablar un idioma, olvidando que obviamente tiene un segundo (o primer idioma) llamado gallego. Tiene gracia como cuando conviene algunas personas olvidan que el contrario puede ser de otra nacionalidad histórica e incluso tener otro idioma que no sea el suyo. A mí (por lo que me toca como galaico) me fastidió ese menosprecio hacia los que hablan gallego al no considerarlo un idioma. No le doy importancia porque el que lo dijo es un simple "charnego".
Yo nunca me había considerado de esa condición, seguramente estaba equivocado porque tal como se manejan hoy los criterios debería serlo. Con intención de insulto lo empleaban en mi barrio para despreciar a algunos, supongo que se sentían suficientemente integrados en Cataluña y exentos de ese tratamiento. Lo hacían sin mucho conocimiento, como también intentaban insultarse entre ellos utilizando un gentilicio levantino (yo me abstengo de mencionarlo porque no entendí nunca el significado y quizás alguien se ofendería) que se identificaba con baja inteligencia.
Como no sabía de que iba el tema he leído el citado discurso y, yo diría que reivindica la multiculturalidad (sobre todo la culturalidad) que algunos echamos de menos hoy en día en Barcelona. Pero igual estoy equivocado y es necesario silenciar algunas voces, pasar página de lo antiguo y reivindicar solo lo nuevo, o igual lo que se pretende es que solo hablen algunos privilegiados (o disfrazados), que la historia sea interpretada sólo en un sentido y pasar por el tamiz todo lo nuevo, que sólo se puedan satirizar algunas actitudes o culturas. En definitiva, sumisión e integración absoluta a un único pensamiento.
No sé porqué pero esto me recuerda algo... Lo tengo en la punta de la lengua. ¡Ah, sí! Me recuerda a los discursos de los políticos de cuando yo era niño. Los que escriben o piensan esas cosas no se deben acordar, igual no habían nacido y no conocían esas fronteras tan claras que entonces señalaban los límites de la ciudad (De hecho, los de mi barrio no considerábamos que viviéramos en Barcelona). Esas líneas tan claras que separaban a los poderosos de los miserables y que algunos pretenden volver a pintar hoy en día para señalar a los que son buenos o malos según criterios (básicamente ideológicos) que son mutables según convenga.
Benigno F.
P.D.: ¡Oye Javi! No me caías ni bien ni mal antes. A partir de ahora ya lo sé: ¡Me caes bien!
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