Este libro me ha costado leerlo. Llevaba tiempo en mi biblioteca... años (me parece). Lo empezaba y no pasaba del primer capítulo. No sé que me pasaba, me recordaba escenas de algunas películas surrealistas en blanco y negro. No sé porqué pensaba en Bergmann, en "El séptimo sello" y ... lo dejaba por un tiempo. A veces encima de la mesilla ha pasado meses, luego volvía a la biblioteca.
Pero he insistido en ello, igual sólo era que buscaba su momento. Alguien me había dicho que era uno de sus libros de cabecera y solo por eso se lo debo. Al final, una vez puesto me lo he leído en un momento, en un suspiro de apenas una semana de calor veraniego deviniendo en frescor de hojas cayendo.
Creo que me atascaba porque ese inicio me recordaba a Kundera (pero sin su pedigree económico). Un montón de buenas frases y un argumento reconstruido alrededor de ellas (pensaba al iniciarlo)... ¡Que va! ¡Eran prejuicios! Sólo prejuicios... Envidia por no poder hacerlo. Eso sí, en ese primer libro las frases se imponen a la acción y es preciosista y un poco barroco pero... delicioso. Hay que tener paciencia. Y es que su lectura me ha reconciliado con la sensibilidad. He sentido de vuelta la bendita y conocida tristeza. Por fin, he sentido algo fuerte y eso me tranquiliza, aunque sea la cercanía (y el temor) de los finales, el intenso azul del mar que no es más que reflejo del cielo (¿o es al revés?). Ese océano que es bello y brutal al mismo tiempo.
Está estructurado en tres libros que parecen escritos por tres autores. En el primero todos los hombres están perdidos, las mujeres enfermas y los niños son los únicos lúcidos (quizás translúcidos). Y yo me veía en todos ellos. No en sus cuerpos, sino en sus mentes. Ha habido momentos en que veía lo que sienten y me dolía y me retorcía per ello.
El segundo libro es desabrido, directo y desesperado, por si sólo constituye una (gran) novela. Corta, y precisa pero novela. Todas las palabras son justas y suficientes aunque algunas sean repetitivas.
En el tercero todo se resuelve, finaliza esa estancia en el limbo de todos nuestros personajes que en realidad están todos muertos o a punto de estarlo, algunos sabiéndolo.
"Suele ocurrir. Uno tiene sus sueños, cosas suyas, íntimas, y después la vida no quiere seguir jugando contigo, y te lo desmonta, un instante, una frase, y todo se desvanece. Suele ocurrir. Por esa razón y no otra, vivir es una tarea dolorosa. Hay que resignarse. La vida no resulta grata, no sé si me explico."
Pues sí, sí que se explica y sí que lo entiendo y mira que lo lamento, porque me gustaría encontrar esa envidiable facilidad para ser feliz, pero no puedo. Y se me han quedado cientos de frases, de palabras que me traspasan guardadas entre triángulos de papel y alguna frase ha sido tan adecuada que no puedo leerla ni escribir completas sus palabras. Lo siento...o no, porque igual ese estado meláncolico es el mio natural y no hay que luchar para deshacerlo.
"Perdóname, pero hoy no será mio tu futuro." Quizás mañana, quizás en otro tiempo. Es posible que sólo haya que esperar un momento para volver a leerlo.
Obra maestra. Diría que eso no lo he escrito nunca aquí, diría que me duele hacerlo... Leédlo.
Benigno F.
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