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No llames a casa - Carlos Zanón

Éste tiene que ser bueno (me decía). ¡Seguro que es bueno! Trata de hechos y acontecimientos que me son familiares. Hay sentimientos y situaciones fácilmente reconocibles. Es mi ciudad, están mis calles y en algún momento mis barrios.  El argumento lo tiene todo: chantaje, adulterio, divorcio, ambientes sórdidos y desesperados. ¡Y me lo han recomendado!

¡Y cómo empieza! La letra de "Coney Island Baby" en el prefacio y una buena frase lapidaria ("La gente que olvida mal suele hacerse daño") en el capítulo "0", aunque luego en la continuación de esa frase, a mí me parece que se haya equivocado. Y no va a ser su última equivocación (un intolerable "jiñar" con "g" por ejemplo), pero a medida que he ido leyendo le voy perdonando. Porque Zanón sabe escribir, sobre todo sobre sentimientos, describe perfectas las sensaciones. Es lo que mejor conoce y ahí se luce. Algunos de los pensamientos y reflexiones que relata, sobre todo al principio, me parecen los míos o los de algunos allegados. He buscado su foto para asegurarme que no me ha seguido en mis correrías, que no se ha sentado en la mesa de al lado a escuchar algunas de mis diatribas para inspirarse. No lo he reconocido y eso que parece que ronda por mis barrios.

Al inicio del libro le falta un poco de ritmo y quizás le sobran pretensiones. Más de 40 páginas y parece que sean relatos cortos o más bien entrecortados. Pese a ello se leen a gusto y con interés. El capítulo 0 sitúa la acción y en adelante retrocedemos al pasado. Al final de ese presente saltaremos hacia adelante y hacia atrás para conocer el desenlace. Un "fast forward" para mí innecesario. 

La lectura es ágil, poco a poco te vas acelerando y en esa velocidad pueden pasar desapercibidos errores y confusiones del relato. A mí se me han ido exacerbando. En dos momentos de la narración aparecen confundidos los nombres de los personajes ("Max se tranquiliza pensando que, si no reaparece de inmediato en la vida de Raquel...". Debería ser Merche). Aparece un "Pudiéndolo haber matado" que a mí me suena a cuerno quemado.

Luego todo se vuelve del revés, los desalmados recuperan el alma y los pusilánimes los ánimos. La aceleración desdibuja a los personajes, descontrola la historia y en treinta páginas se pierde todo lo ganado. El director suelta de las riendas a unos actores que actúan desbocados y fuera de los parámetros psicológicos esperados. Los buenos chicos saltan sobre los pupitres y los malos se quedan mirando.

El final, buscando la sorpresa, pierde coherencia, le aparecen grandes agujeros negros inexplicados.  Y mira que lo siento, pero no lo puedo justificar del todo, salvo que me ponga cerril porque todo lo que cuenta me resulta aledaño. No lo he podido evitar, al fin y al cabo, no soy más que otro navajero de ese antiguo barrio.


Comentarios

  1. Buenas! Estoy totalmente de acuerdo con tu opinión, el principio del libro se hace largo y lento, y en mi opinión, se hacen saltos demasiado bruscos y repentinos en el tiempo de la obra. Respecto al final, sigo sin entenderlo, he leído y releído los capítulos y no hay forma de llegar a la conclusión... Podrías despejar mis dudas? Quién mata a quién? Porqué en el capítulo 33 se habla de un año después y en el 34 parece que Bruno o Max hayan muerto? No puedo más con la incertidumbre!

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    1. Hola Lorena. Esto de explicar el final en el blog es lo que hoy en día se llama un "spoiler" y está muy mal vista, especialmente en novela negra. Estaré encantado en explicarte el final via e-mail si me das tu dirección. Saludos y muchas gracias por comentar.

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