La calle llena de papeles. Mejor de cultura que de cacas de perro (Pienso). A alguien le ha dado hoy por romper un libro y lo ha hecho con ahínco. Un buen trozo de acera sembrado de hojas (Y no de árbol).
No lo puedo evitar. Soy lector compulsivo y de reojillo he mirado algunas páginas. Esquemas para recortes, para arreglos de ropa... en inglés. Parece un antiguo manual de corte y confección... Nada interesante en principio, salvo un sentimiento antiguo oculto entre dobladillos de bolsillos.
Sigo con mi rutina, dándole vueltas a ese sueño surrealista que ha llevado a mi habitación a una compañera extraña que se empeñaba en decir que era mi esposa (a mí su aroma no me resultaba familiar pero ella estaba muy convencida y yo tenía demasiado sueño como para discutir), estaba incluso a punto de cumplir con ella, cuando se ha alterado al ver otras ropas en los estantes y perchas, y ha sido substituida por un político (con cara de amigo mio) haciendo campaña, tratando de convencerme de lo bueno que era votarle. Que sabía todos mis pecados, señalándome como culpable. Creo que chantajeándome.
Otra calle, ésta más ancha, nuevamente llena de papeles. ¿No me he movido? ¡Es otra, es otra! Es el mismo libro destrozado. Ayer debían regalarlo. No ha tenido muchos adeptos. Y no, ahora no estoy soñando. Igual es una señal, por eso tomo nota del título por si fuera necesario.
Benigno F.
No lo puedo evitar. Soy lector compulsivo y de reojillo he mirado algunas páginas. Esquemas para recortes, para arreglos de ropa... en inglés. Parece un antiguo manual de corte y confección... Nada interesante en principio, salvo un sentimiento antiguo oculto entre dobladillos de bolsillos.
Sigo con mi rutina, dándole vueltas a ese sueño surrealista que ha llevado a mi habitación a una compañera extraña que se empeñaba en decir que era mi esposa (a mí su aroma no me resultaba familiar pero ella estaba muy convencida y yo tenía demasiado sueño como para discutir), estaba incluso a punto de cumplir con ella, cuando se ha alterado al ver otras ropas en los estantes y perchas, y ha sido substituida por un político (con cara de amigo mio) haciendo campaña, tratando de convencerme de lo bueno que era votarle. Que sabía todos mis pecados, señalándome como culpable. Creo que chantajeándome.
Otra calle, ésta más ancha, nuevamente llena de papeles. ¿No me he movido? ¡Es otra, es otra! Es el mismo libro destrozado. Ayer debían regalarlo. No ha tenido muchos adeptos. Y no, ahora no estoy soñando. Igual es una señal, por eso tomo nota del título por si fuera necesario.
Benigno F.
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