"Escribo y enseño para perdurar"
Eutiquio Sobrado
He de reconocerlo. Soy fiel seguidor de Eutiquio Sobrado. ¿No lo conocéis? Un hombre simple que sale a la calle a hablar subido en una caja, a dictar doctrinas con seria y rotunda trascendencia, un sabio poco reconocido pero con muchos adeptos. Yo siempre presto atención a sus consejos, me fijo mucho en sus rimas aunque recita siempre en voz baja, casi casi balbucea. Incluso intento reproducirlas sin conseguirlo para garantizarme el éxito.
Le cuento siempre mis cuitas y siempre aconseja que siga como asceta, como pasmarote o Don Tancredo. Me pregunta siempre si hago ejercicio (cosa que él reprueba) y se preocupa cuando confieso que hago flexiones para el insominio, incluso a veces abdominales. Ajusta los diafragmas de sus anteojos y atraviesa mis rendijas buscando signos de locura, me toca los músculos y el pelo rapado, susurra en voz baja si he visto "Taxi driver", pero se relaja al no notar la cresta de cherokee.
Recientemente le llamó la atención mi peso y me dijo que: "Todo esto que haces es un simple ejercicio para olvidar. Es como pasear por el filo, arriesgando la vida poniendo un pie frente a otro en las cornisas. Pensando en olvidar para tratar de recordar como era todo antes (olvidando que era falso) y así acostumbrarse a que no vuelva a ser" Y me habla de "la melancólia" y de "la nostalgía". Palabras a las que gusta de cambiar los acentos a los que califica de aderezos para potenciar los significados.
Prometí hace tiempo hablaros del agua pero no encontraba las palabras adecuadas. Me enredaba escribiendo. Así que nada mejor que prestar atención a las palabras de Eutiquio sobre ello. Esto es un fragmento de una de sus elegías que transcribo con su permiso:
"El agua, un bien aparentemente devaluado, como el tiempo. Abrimos un grifo y ahí está un chorro incesante adecuado a la temperatura de nuestro cuerpo. Pensamos tenerla domada entre diques, canalizaciones y puertos, pero simplemente se dedica a mirar complacida como nos desenvolvemos y se desborda cuando le da la gana.
Los antiguos le tenían más respeto, le atribuían poderes divinos y adivinatorios, la respetaban, la utilizaban como metáfora para representar las estrategias de los ejércitos. Sabían de su poderío, de su naturaleza indomable, la admiraban y la temían. Hoy en día, de forma ignorante la utilizamos como un objeto más, simplemente la desperdiciamos de forma suicida.
El agua todo lo horada, incluso cuando acaricia. Al agua no puedes atraparla porque siempre se escapa entre las rendijas de las manos, o se seca con la luz del día. El agua sube y baja igual que hacen los gráficos de la vida y de los sentimientos, más parecidos a un yoyó que a una linea recta. El agua que siempre se ondula, que siempre da idas y venidas, como todo lo que pienso. Como todas esas noches que paso despierto."
Todo esto lo recuerdo mientras miro a oscuras la tempestad tomando impetuosamente el puerto, aliada con la lluvia torrencial y mientras veo pasar, con aparente libertad, pero ya casi rendidos, a escasos mortales, arrebujados bajo plásticos, algunos por carretera en lugar de acera, pero todos refugiándose de ella o de sí mismos. Allí, escondido tras la cristalera, mirando de reojo la salida, revuelvo entre las sabias palabras de Eutiquio buscando un futuro corolario a este rincón abierto sólo para que tú puedas leerlo. Mientras, te espero para mendigarte un beso clandestino, para suplicar que pases otro minuto de tu vida conmigo, e imagino las formas que podrían crear tus manos danzando para mí una zambra con los pies descalzos asomando bajo un vestido plisado.
"El polvo son los residuos que quedarán de mi cuando se me haya llevado el agua"
Eutiquio Sobrado
Ahora entiendo que el hombre no es polvo, sólo agua que es la que nos reclama de forma constante la deuda contraida con el nacimiento.
Benigno F.
PD: No te olvides de la canción
Comentarios
Publicar un comentario