Confieso que durante la lectura de este libro he sido asaltado por varias preocupaciones: ¿Por qué me he puesto a leerlo? ¿De verdad resulta atractivo o es que sólo me apetecía leerlo para poder criticarlo (si es posible destrozarlo)?
Si digo que no me gusta ¿Se disgustará conmigo algún lector al que le haya gustado por sentir insultada su persona? ¿Seré tildado de machista por criticar un libro escrito por una mujer? o quizás ¿Demostraré una falta total de sensibilidad al no sentirme fatalmente herido por los dardos de las frases de esta escritora? ¿Se meterán conmigo porque la escritora es: mujer, desgraciada y, para postre, está muerta? ¿Seré un clasista por censurar un libro para "señoras de la limpieza"? ¿Justifican la publicación un puñado de buenas frases en historias mediocres?
Todas estas preocupaciones las he tenido durante todos estos días. Especialmente al darme cuenta que durante las cien primeras páginas, éstas estaban llenas de un puñado de notas telegráficas, algunas contradictorias, salpicadas de alguna metáfora, siempre en tono autobiográfico. Durante casi todo el libro he tenido la sensación de asomarme a un bloc de notas tomadas para ser revisadas en un futuro y para intentar amasarlas con alguna amalgama y sacar un libro.
Por eso, la mayoría de los relatos carecen de final y de moraleja. Ya sabemos que el final es lo más difícil de la literatura, probablemente la autora no los tenía y aguardaba encontrarlos para insertarlos. La falta de finales a veces da buenos resultados, pero a mí, como lector, me ha dejado en medio de un latido, esperando, y así no hay manera. Para mí se trata de una escritora de frases sueltas, útiles para camisetas o para consignas en letreros luminosos que rápidamente se olvidan, la mayoría inservibles para la vida. Dos lavados y se borra la impresión en la tela.
Alguna historia destaca. De pronto surge alguna de verdad, sin zarandajas, que me ha recordado esa época en la que yo sólo miraba y no hablaba, cuando me puse a comprar un montón de cosas pequeñas e inútiles que no tenía ninguna intención de usar, pidiendo número en la fila de los desesperados. Pero al poco los relatos devienen en simples apuntes inconexos, bocetos para ser agrupados luego y formar algo. Como relatos sueltos tienen un pase pero no me sirven como libro.
Mientras acababa el libro pensaba que esta mujer no se merece esto (ser publicada así). Supongo que alguien lo quería hacer como homenaje (y también para ganarse unos dineros), dudo que ella lo aceptara en esta forma, porque creo que escribía para desahogarse, para guardar sus escritos en un cajón y tenerlos escondidos (quizás lejos). Algunas son páginas de la vida privada, escritas para nunca ser leídas, para amarillear, envejecer y desaparecer. No importa que algunas sean bellas. Todos las tenemos y ahí se quedan, en el interior de la cómoda, nunca impresas.
Como ejemplo os pongo una de las mías: "A veces la vida se comporta como una mascota: Un cachorro precioso de joven que se transforma en un monstruo enorme, deforme y maloliente, que a veces nos aplasta al demostrarnos su cariño. Pese a todo le seguimos queriendo mientras nos lo apartamos de encima".
Igual alguien se anima y me publica un libro de homenaje con una recopilación de ellas. Tengo muchas, aunque las olvido fácilmente, por eso escribo en este blog, para que nadie lo lea y sólo yo lo recuerde.
Benigno F.
PD: Ya la he vuelto a cgr. He escrito sobre las mascotas, ahora me pondrán tibio también los animalistas.... No tengo remedio.
Comentarios
Publicar un comentario