Un periódico local (y algunos lo difunden con orgullo por la red) informa que unos científicos han conseguido comunicar dos cerebros a 7.000 kilómetros de distancia. Se han dicho algo tan importante como: "¡Hola!".
A mí este tipo de noticias me producen espanto, escalofríos y temblores. Me las tomo como señales de un futuro próximo espeluznante, en el que el contacto entre humanos se verá sustiuido de forma definitiva por la comunicación mediante sofisticados aparatos, probablemente algunos implantandos en el interior de nuestra cavidad craneal. Aunque los periodistas señalan textualmente que: "El estudio, financiado por Starlab Barcelona, logró la transmisión consciente de información entre dos cerebros humanos a través del cuero cabelludo, sin necesitar la intervención del sistema motor o los sistemas sensoriales periféricos."
Los científicos insisten en que es un gran avance: "El equipo de científicos asegura que el éxito del experimento abrirá nuevos espacios de investigación en neurociencia cognitiva, social y clínica, y contribuirá al estudio científico de la conciencia. "Esperamos que la tecnología hyperinteraction tenga un profundo impacto en la estructura social o nuestra civilización y plantee cuestiones éticas importantes""
¿Y toda esta palabrería que significa? Y al ciudadano de a pie ¿Qué nos importa? Claro que el estudio está financiado por empresas privadas que con toda la seguridad tienen pensado utilizar el invento en su propio beneficio para forrarse y pronto nos presentarán a través de una competidora de "Apple McIntosh" que se podría llamar (por ejemplo) "Cogombre Ashley" todo un ajuar de nuevos instrumentos tecnológicos accionados por la mente que desterrarán el ordenador, las tablets, los teléfonos y los reprodutores de música. Por supuesto, todo ello a un precio exorbitado.
Al mismo tiempo las agencias militares y de inteligencia (¿?) desarrollarán sistemas superfiables para volver "lelo" a distancia a algún enemigo, implantar recuerdos y sentimientos en encéfalos ajenos y sobre todo mejorar el rendimiento deportivo y sexual.
Por favor, que alguien prohiba o controle este tipo de experimentos. Que algún comité de expertos en filosofía, ética y personas normales y corrientes se encarguen de poner freno a la investigación y redirijan este tipo de experimentos a contribuir a mejorar la vida y la convivencia. Que alguien evite que estos avances sean usados por particulares en su beneficio
Yo modestamente les ofrezco una pequeña lista de prioridades para dedicar sus preclaras mentes: La paz, el hambre, la salud, la cultura, la igualdad, la naturaleza. Oiga y si esto les parece estúpido e inocente, en la misma línea experimental, recomiendo el desarrollo de implantes cerebrales (o capilares) que aumenten la comprensión, simpatía e inteligencia y disminuyan la violencia, el odio y la estupidez de las personas.
Igual es que yo no rijo bien, que he leído demasiada ciencia ficción, pero tengo la sensación que, a medida que dejamos de hablarnos de frente se atrofian las capacidades no verbales de las gentes, y se incrementan las posibilidades de engaño, de lavado de cerebro y de difamación del prójimo. Me parece que sólo avanzamos a la velocidad del rayo en lo que tiene posibilidades de aumentar la riqueza y posibilidades de control de los poderosos.
Si esto sigue así auguro que en el futuro para evitar la influencia de los telépatas algunas personas optaran por un "scalpado" similar al practicado por los Sioux. Así, en lugar de utilizar el "cuero cabelludo" para comunicarse intentarán seguir haciéndolo con inteligencia.
Benigno F.
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