Al alba el día parece interminable y sin darse cuenta se aflige, se
vuelve infiel llegando el mediodía. La tarde apenas dura lo que una
mirada de amante, luego la oscuridad se instaura perezosa y traidora,
pero profunda, abisal e inevitable. y se cierran los ojos esperando otra vez esa larga
mañana .
Los niños no tienen prisa por despertarse a ellos se les hace largo el día. Se duermen tranquilos sin preocuparse porque los minutos se agotan sólo en los relojes más maduros.
Benigno F.
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