Dicen que Bulgakov escribió una primera versión de esta novela en 1928 y la quemó en un horno en 1930. También el maestro protagonista de la historia quema su manuscrito. Lo destroza para evitar ser proscrito, para huir de su locura adúltera, de amor, de pensamiento y de libertad. Sólo le libera la muerte piadosa ofrecida por el diablo y el amor puro de Margarita (una heroina que arriesga todo, incluso la vida). Interesante paradoja final de la historia, el representante principal del mal en nuestro imaginario, reparte cínica justicia. También alcanza al propio autor en su historia, su novela fue terminada por su esposa después de su muerte (en 1940) y permaneció durante años casi escondida.
Hay que ver que cosas hacen los artistas. Se entretienen horas y horas en expresar sus ideas y sentimientos, en tejer concienzudamente los bordados de las historias, en dar consistencia a los personajes y tergiversar suficientemente su personalidad para que no se hallen rastros de su verdadera existencia y, un buen día, queman, destruyen, pisotean todo su trabajo... Eso también hacemos las personas, siglos de creencias, de tradiciones y cultura y un buen día lo tiramos todo por la borda. Eso también nos pasa hoy en día, sólo creemos en ciencia y en tecnología. Fijaros en como triunfan las pseudociencias, las medicinas paralelas, las dietas milagrosas: "¡Coma un huevo! ¡Le crecerá otro!"
Bulgakov mira todo ello de forma escéptica, nos muestra las contradicciones increíbles de la sociedad rusa de su época (algunas perfectamente trasladables a la actualidad). No deja títere con cabeza. Y lo hace con un relato fantástico (esto sí es ciencia ficción ¡Señores!) en el que los que dicen la verdad son tomados por locos y encerrados, incluso ejecutados en una cruz, los soñadores son apartados, los crédulos son convencidos de haber sido hipnotizados y no abducidos.
Así de entrada, el autor despierta mi simpatía. Era (Es) un cínico, un crítico, un opinador fiero y certero... Un hombre de corta vida, herido (¿héroe?) de guerra, periodista, médico, enfermo, adicto a la morfina... Seguramente enamorado de su "Margarita".
Como dice un amigo mío: "Lo más extraño de decir la verdad es que nadie cree que sea cierto".
Gracias a mi amigo de nombre ruso por haberme recomendado leerlo.
Lo mejor: Poncio Pilatos y sus pensamientos. Un gato que habla (igual tomó nota Murakami para su "Kafka en la orilla".
Lo peor: Los nombres rusos. Hay que llevar una lista para saber quién es quién en todo momento.
Puntuación: 7/10
Benigno F.
Hay que ver que cosas hacen los artistas. Se entretienen horas y horas en expresar sus ideas y sentimientos, en tejer concienzudamente los bordados de las historias, en dar consistencia a los personajes y tergiversar suficientemente su personalidad para que no se hallen rastros de su verdadera existencia y, un buen día, queman, destruyen, pisotean todo su trabajo... Eso también hacemos las personas, siglos de creencias, de tradiciones y cultura y un buen día lo tiramos todo por la borda. Eso también nos pasa hoy en día, sólo creemos en ciencia y en tecnología. Fijaros en como triunfan las pseudociencias, las medicinas paralelas, las dietas milagrosas: "¡Coma un huevo! ¡Le crecerá otro!"
Bulgakov mira todo ello de forma escéptica, nos muestra las contradicciones increíbles de la sociedad rusa de su época (algunas perfectamente trasladables a la actualidad). No deja títere con cabeza. Y lo hace con un relato fantástico (esto sí es ciencia ficción ¡Señores!) en el que los que dicen la verdad son tomados por locos y encerrados, incluso ejecutados en una cruz, los soñadores son apartados, los crédulos son convencidos de haber sido hipnotizados y no abducidos.
Así de entrada, el autor despierta mi simpatía. Era (Es) un cínico, un crítico, un opinador fiero y certero... Un hombre de corta vida, herido (¿héroe?) de guerra, periodista, médico, enfermo, adicto a la morfina... Seguramente enamorado de su "Margarita".
Como dice un amigo mío: "Lo más extraño de decir la verdad es que nadie cree que sea cierto".
Gracias a mi amigo de nombre ruso por haberme recomendado leerlo.
Lo mejor: Poncio Pilatos y sus pensamientos. Un gato que habla (igual tomó nota Murakami para su "Kafka en la orilla".
Lo peor: Los nombres rusos. Hay que llevar una lista para saber quién es quién en todo momento.
Puntuación: 7/10
Benigno F.
Comentarios
Publicar un comentario