Un día sagrado transformado sólo en un vertedero donde llenar la despensa de regalos y objetos inútiles e innecesarios. El nombre es sólo una inventiva, no significa nada más que una operación financiera. Una muestra más de ostentación de esta sociedad absurda y desproporcionada. Una demostración de que nuestro mundo es un engaño. Los poderosos se sienten generosos y nos dejan comprar a un precio más ajustado. En realidad reconocen que nos están timando con sus precios habituales. Y nosotros, imbéciles denodados, nos dejamos arrastrar por la marea, llenamos mercados y comercios y compramos desaforados.
Antes, cuando no existía la globalización, cuando las tribus mantenían sus costumbres, no se prestaba atención a estos ritos de abandonados por los dioses, no se interrumpían los ritmos circadianos, se valoraban más los ciclos lunares, los solsticios y equinoccios, los días verdaderamente señalados. Algunos dedicados a dioses totalmente paganos pero, al fin y al cabo, merecedores de más gloria que los de simple papel o plástico. Seguro que las costumbres religiosas son igual de estúpidas, pero como mínimo invitan al recogimiento y a la meditación y a quien le alcance el intelecto al rechazo o a la veneración.
Hoy no compro, me declaro en huelga de talonario. Tampoco importa, tengo totalmente en gris mi saldo. Sólo me fastidia la coincidencia con mi aniversario. Por suerte, hagan lo que hagan, todavía (aunque están cerca de alcanzarlo) no pueden sustituir el brillo de la mañana, ni a una voz antigua que se acuerda de poner sonido a un timbre que hoy hubiera necesitado. Son incapaces de sustituir un poco de ilusión, un poco de cariño, un soplo de hálito vital necesario.
Benigno F.
Antes, cuando no existía la globalización, cuando las tribus mantenían sus costumbres, no se prestaba atención a estos ritos de abandonados por los dioses, no se interrumpían los ritmos circadianos, se valoraban más los ciclos lunares, los solsticios y equinoccios, los días verdaderamente señalados. Algunos dedicados a dioses totalmente paganos pero, al fin y al cabo, merecedores de más gloria que los de simple papel o plástico. Seguro que las costumbres religiosas son igual de estúpidas, pero como mínimo invitan al recogimiento y a la meditación y a quien le alcance el intelecto al rechazo o a la veneración.
Hoy no compro, me declaro en huelga de talonario. Tampoco importa, tengo totalmente en gris mi saldo. Sólo me fastidia la coincidencia con mi aniversario. Por suerte, hagan lo que hagan, todavía (aunque están cerca de alcanzarlo) no pueden sustituir el brillo de la mañana, ni a una voz antigua que se acuerda de poner sonido a un timbre que hoy hubiera necesitado. Son incapaces de sustituir un poco de ilusión, un poco de cariño, un soplo de hálito vital necesario.
Benigno F.
Comentarios
Publicar un comentario