¿Es preciso tener opinión sobre todo? ¿Es necesario un compendio ideológico que rija nuestra vida y pensamiento?
Las personas se empeñan en dar respuestas afirmativas a ambas cuestiones. Un empleado del metro, apoyado tranquilamente en las escaleras de la entrada al subterráneo, adoctrina a sus compañeras sobre las bondades de los gobiernos de izquierdas, su compromiso con el progreso y con el pueblo. Ellas le miran atentamente, asienten, quizás haga mella en ellas esa conversación e incorporen su opinión a su doctrinario. Mientras, no trabajan, miran a otro lado mientras la gente pasa de largo en los tornos. Es su forma de protestar a ser "explotados", ni se les ocurre pensar que de seguir así perderán el trabajo.
Un ayuntamiento prohibe la foto de un torero. Ni siquiera se sabe que lo es al mirarla. No aparece toro, ni traje de luces, sólo una montera se deja entrever. Los toros están prohibidos y eso les autoriza a vetar, a censurar la imagen de una persona con un parche en el ojo. Mientras, en internet algunos opinan sobre él, le tachan de "señorito" de cortijo, de asesino, le desean la peor de las muertes, dicen que los toros no pintan nada aquí. Ni se les ocurre pensar en que puede ser redimido o perdonado, que quizás se dedica a eso para no morir de hambre, como hacen algunos furtivos en África, los traficantes de caballos en Mongolia o los pescadores de perlas en cualquier mar lejano. Se hacen sin quererlo partidarios de la tortura, de la pena de muerte más inclemente, tachan de animal a esa persona por maltratar a los de su propio régimen. Algunos de los que despotrican defienden con denuedo a los oprimidos que salen disparando tiros contra lo establecido, otros a los policías que hacen lo mismo en dirección contraria, les parece bien todo si procede de los que "nos defienden". Sólo se apiadan de las víctimas convenientes, miran para otro lado cuando el herido/muerto piensa diferente o no es cercano. Algunos se alegran cuando el culpable del atentado es de religión diferente.
Otros se dedican a lo tribal, todas sus costumbres, historia y tradiciones son excelentes, las de los demás son casposas, ridículas, antiguas. Se sienten diferentes... superiores, más avanzados y modernos.
Cosas del pensamiento único, de la (in)coherencia ideológica, de la memez congénita. Deberían utilizar más la mente, plantearse siempre la duda: ¿Y si los otros tienen razón?
Por favor, que vuelva la filosofía.
Benigno F.
PD: Leído en internet como pie de foto "escuchando atentamente el beredicto del Jurado calificador de mi Tesis"... Espero que lo suspendieran.
Las personas se empeñan en dar respuestas afirmativas a ambas cuestiones. Un empleado del metro, apoyado tranquilamente en las escaleras de la entrada al subterráneo, adoctrina a sus compañeras sobre las bondades de los gobiernos de izquierdas, su compromiso con el progreso y con el pueblo. Ellas le miran atentamente, asienten, quizás haga mella en ellas esa conversación e incorporen su opinión a su doctrinario. Mientras, no trabajan, miran a otro lado mientras la gente pasa de largo en los tornos. Es su forma de protestar a ser "explotados", ni se les ocurre pensar que de seguir así perderán el trabajo.
Un ayuntamiento prohibe la foto de un torero. Ni siquiera se sabe que lo es al mirarla. No aparece toro, ni traje de luces, sólo una montera se deja entrever. Los toros están prohibidos y eso les autoriza a vetar, a censurar la imagen de una persona con un parche en el ojo. Mientras, en internet algunos opinan sobre él, le tachan de "señorito" de cortijo, de asesino, le desean la peor de las muertes, dicen que los toros no pintan nada aquí. Ni se les ocurre pensar en que puede ser redimido o perdonado, que quizás se dedica a eso para no morir de hambre, como hacen algunos furtivos en África, los traficantes de caballos en Mongolia o los pescadores de perlas en cualquier mar lejano. Se hacen sin quererlo partidarios de la tortura, de la pena de muerte más inclemente, tachan de animal a esa persona por maltratar a los de su propio régimen. Algunos de los que despotrican defienden con denuedo a los oprimidos que salen disparando tiros contra lo establecido, otros a los policías que hacen lo mismo en dirección contraria, les parece bien todo si procede de los que "nos defienden". Sólo se apiadan de las víctimas convenientes, miran para otro lado cuando el herido/muerto piensa diferente o no es cercano. Algunos se alegran cuando el culpable del atentado es de religión diferente.
Otros se dedican a lo tribal, todas sus costumbres, historia y tradiciones son excelentes, las de los demás son casposas, ridículas, antiguas. Se sienten diferentes... superiores, más avanzados y modernos.
Cosas del pensamiento único, de la (in)coherencia ideológica, de la memez congénita. Deberían utilizar más la mente, plantearse siempre la duda: ¿Y si los otros tienen razón?
Por favor, que vuelva la filosofía.
Benigno F.
PD: Leído en internet como pie de foto "escuchando atentamente el beredicto del Jurado calificador de mi Tesis"... Espero que lo suspendieran.
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