Con "Los viejos amores" finaliza (de momento) el ciclo de novelas de esta autora dedicada a la familia de detectives de Sant Andreu y reconozco que los voy a echar de menos, que me quedo con ganas de saber qué pasa con sus vidas, con la añoranza de los viejos amigos a los que les deseas mejor futuro porque sabes lo mal que lo han pasado.
Aborda la autora un tema de actualidad, una ciberestafa amorosa a una señora mayor acosada por la soledad, viuda, aparcada por sus hijos que llevan su vida y no miran con suficiente mimo sus ligaduras familiares, presa fácil para los malvados y despiadados.
La familia afronta también la vigilancia policial porque las cosas se complican y sus métodos no son muy ortodoxos.
Nuevamente, la autora se desenvuelve de maravilla en el entorno familiar y sus problemas individuales, todos con su dosis adecuada de protagonismo en el centro de la narración, mientras en la periferia les rodea la investigación y sus avatares, todo ello llevado con buen ritmo, sincronía y credibilidad.
Toda la saga me ha dejado un excelente regusto y no tengo dudas de que si continúa, volveré con ellos y con esta autora.
Benigno F
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