Lo primero a resaltar de este libro es la excelente presentación. La edición de Valdemar y su colección Frontera es sencillamente impecable. Libros diseñados para durar, para ser admirados en la biblioteca durante años. Así da gusto gastarse el dinero.
El libro lo he leido hace un par de meses, pero voy muy retrasado en reseñas y con poco tiempo disponible para ellas. Debido al tiempo transcurrido, no tengo fresco el argumento de la mayoría de los relatos, pero todavía tengo el regusto agradable que me dejaron todos ellos.
Los relatos se leen con facilidad, pero esa simplicidad no es debida a la simpleza de su escritura. El autor sabe perfectamente lo que se hace, domina el territorio, las situaciones, y las acciones en las que mueve a sus personajes. La brevedad apenas da tiempo a esbozar personalidades, pero esos breves trazos están dibujados con mano firme y se aprecian con calidad los rasgos. Luego la acción lo sobrepasa todo y los finales rápidos suelen ser necesarios.
Por supuesto, los relatos tienen sus altibajos, pese a ello, todos dejan algo, como mínimo ese recuerdo a cine de barrio, a caminos polvorientos, a calor, a aroma de caballos y a pólvora, a mucha pólvora que está siempre presente. Muchos vislumbran un futuro o podrían ir acompañados de un pasado. De hecho, el propio autor utilizó algunos de los personajes para posteriores trabajos (como es el caso de Valdez).
La contraportada (con bastante acierto de forma excepcional) señala "Los cautivos", "Entre rejas" y "El chico". A mí me han gustado mucho "Refriega en la Posta de Rindo", "A sueldo de nadie" y "La mujer del ranchero".
Uno de los libros que más he disfrutado este año. Seguramente volveré a esta colección con éste u otros autores.
Benigno F.
El libro lo he leido hace un par de meses, pero voy muy retrasado en reseñas y con poco tiempo disponible para ellas. Debido al tiempo transcurrido, no tengo fresco el argumento de la mayoría de los relatos, pero todavía tengo el regusto agradable que me dejaron todos ellos.
Los relatos se leen con facilidad, pero esa simplicidad no es debida a la simpleza de su escritura. El autor sabe perfectamente lo que se hace, domina el territorio, las situaciones, y las acciones en las que mueve a sus personajes. La brevedad apenas da tiempo a esbozar personalidades, pero esos breves trazos están dibujados con mano firme y se aprecian con calidad los rasgos. Luego la acción lo sobrepasa todo y los finales rápidos suelen ser necesarios.
Por supuesto, los relatos tienen sus altibajos, pese a ello, todos dejan algo, como mínimo ese recuerdo a cine de barrio, a caminos polvorientos, a calor, a aroma de caballos y a pólvora, a mucha pólvora que está siempre presente. Muchos vislumbran un futuro o podrían ir acompañados de un pasado. De hecho, el propio autor utilizó algunos de los personajes para posteriores trabajos (como es el caso de Valdez).
La contraportada (con bastante acierto de forma excepcional) señala "Los cautivos", "Entre rejas" y "El chico". A mí me han gustado mucho "Refriega en la Posta de Rindo", "A sueldo de nadie" y "La mujer del ranchero".
Uno de los libros que más he disfrutado este año. Seguramente volveré a esta colección con éste u otros autores.
Benigno F.
Comentarios
Publicar un comentario