Estaba saturado, aburrido, harto. Necesitaba aire fresco y nada mejor que un viaje a Italia para ello. Desde mi último comentario he leído tres libros (estoy con un cuarto) y este es el primero de ellos.
Andrea Camilleri y el comisario Montalbano son un buen recurso para leer de forma desaforada, disfrutar sin complejos y no pensar mucho en ello. Leo a Camilleri y pienso sin parar en Carvalho y Vázquez Montalbán, les encuentro muchos puntos de contacto, aunque si me dar a elegir me inclino rápidamente por el comisario de origen gallego antes que por el siciliano (Nota mental: Volver a leer a Vázquez Montalbán).
La historia no es excesivamente compleja: Hay un desfalco, un listo, un vendedor de humo, crea un sistema piramidal y roba sus ahorros a unos cuantos. Por supuesto, desaparece y Montalbano se encarga de encontrarlo. Sus peripecias investigadoras, gastronómico-eróticas y de solitario nos entretienen un buen rato. Montalbano es el protagonista, el resto son muy pero que muy secundarios, algunos de los personajes podrían ser más interesantes, pero el desarrollo de la historia en su vértigo los deja un poco mareados.
Pese a todo, el escritor consigue su objetivo, hacernos disfrutar un buen rato, interesarnos por seguir teniendo noticias de esta peculiar comisaría y su rebelde comisario. No os cuento más del desarrollo de la historia, tampoco tiene excesiva importancia, es un divertimento, una buena receta que, aunque el autor usa de forma repetida, como usa unos ingredientes de gran calidad, nos deja totalmente satisfechos y necesitados de una buena siesta para hacer la digestión. Con seguridad, pasado algún tiempo, volveremos a probar el mismo plato.
Benigno F.
Andrea Camilleri y el comisario Montalbano son un buen recurso para leer de forma desaforada, disfrutar sin complejos y no pensar mucho en ello. Leo a Camilleri y pienso sin parar en Carvalho y Vázquez Montalbán, les encuentro muchos puntos de contacto, aunque si me dar a elegir me inclino rápidamente por el comisario de origen gallego antes que por el siciliano (Nota mental: Volver a leer a Vázquez Montalbán).
La historia no es excesivamente compleja: Hay un desfalco, un listo, un vendedor de humo, crea un sistema piramidal y roba sus ahorros a unos cuantos. Por supuesto, desaparece y Montalbano se encarga de encontrarlo. Sus peripecias investigadoras, gastronómico-eróticas y de solitario nos entretienen un buen rato. Montalbano es el protagonista, el resto son muy pero que muy secundarios, algunos de los personajes podrían ser más interesantes, pero el desarrollo de la historia en su vértigo los deja un poco mareados.
Pese a todo, el escritor consigue su objetivo, hacernos disfrutar un buen rato, interesarnos por seguir teniendo noticias de esta peculiar comisaría y su rebelde comisario. No os cuento más del desarrollo de la historia, tampoco tiene excesiva importancia, es un divertimento, una buena receta que, aunque el autor usa de forma repetida, como usa unos ingredientes de gran calidad, nos deja totalmente satisfechos y necesitados de una buena siesta para hacer la digestión. Con seguridad, pasado algún tiempo, volveremos a probar el mismo plato.
Benigno F.
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