Un estío más con aparente tiempo de sobra para holgazanear. Este año me he ido a una recóndita aldea gallega, tranquila, aburrida, inmóvil en el tiempo, los días sólo he sido capaz de diferenciarlos por el paso de las páginas... Ideal para mi deporte favorito: No hacer nada.
Allí me he leído cuatro libros, uno de ellos ya ha sido comentado. Los otros se han sucedido de forma ininterrumpida y así mismo los voy a reseñar.
El loro de Flaubert - Julian Barnes
Soy incapaz de clasificar este libro en un género. No es ni novela, ni ensayo, ni biografía, ni mucho menos un libro de texto, pero es excelente, original, entretenido, enseña cosas y, sobre todo, hace pensar.
"Una vez dijo que para ser feliz había que cumplir tres requisitos previos -ser estúpido, ser egoísta y gozar de buena salud- y que él no estaba seguro de cumplir más que el segundo."
Es el tercer libro que leo de este autor y no deja de sorprenderme por su variedad, por su habilidad para tejer historias a partir casi de nada, o de todo, porque para escribir este libro ha tenido que prepararse, documentarse sobre la biografía, los libros y probablemente inventarse la manera de pensar de Gustave Flaubert. Así que escribe una biografía, una novela y una tesis a la vez.
"¿Por qué está la gente tan empeñada en que el aprendizaje sea como un juego? Disfrutan dándole a todo un tono infantil incluso para los adultos. Especialmente para los adultos."
Este libro no es para cualquiera, no es por hacerme de más, yo lo engullo todo, pero los lectores de "best sellers" deben abstenerse. A mí me ha parecido excelente, imprescindible, lleno de pensamientos y frases, de los que hay que ponerse en la cabecera para leer de vez en cuando. Por desgracia lo tengo en formato e-book y eso tendré que solucionarlo.
"Los libros le dan sentido a la vida. El único problema radica en que las vidas a las que dan sentido son las de otros, jamás a la del lector."
Hagánse un favor, leánlo.
La campaña afgana - Steven Pressfield
Para qué perder el tiempo. Esto es un bodrio, no vale la pena ni empezar a leerlo. Nuevamente he sido víctima de mi avidez lectora y no supe cortar a tiempo, y eso que cuando llevaba apenas diez páginas del final (porque el libro empieza por el final) ya me dí cuenta que lo que venía a continuación eran un montón de páginas de relleno. Increíble que este señor (no quiero llamarlo autor, aunque una vez le leí un libro que parecía bueno) se haya ganado la vida vendiéndolo. Ni se acerquen, no sea que les pase como a mí y se queden enganchados leyéndolo. ¿Les ponen algo los de la editoriales a este tipo de libros?
Órdenes sagradas - Benjamin Black
Esto ya es otra cosa amigos. Aquí hay libro y autor. Claramente identificable como novela. Incluida en la serie "negra" de Alfaguara, aunque yo discrepo un poco con la calificación. Tiene todos los ingredientes, pero el guiso tiene otro sabor, diferente, pero excelente.
Me lo regalaron en Sant Jordi así que su lectura era obligada. Este escritor, sosías de John Banville, usa la historia del asesinato y su investigación sólo como una excusa para retratar a sus personajes, especialmente a Quirke y su hija. Dos individuos en conflicto constante, no entre ellos, sino consigo mismo.
El personaje del Dr. Quirke, alcohólico, fumador, forense me resulta inquietante, su aparente frialdad sale como tentáculos desde las páginas y al tocarme me hace sentir como si me comportara como él. Un individuo abandonado y recuperado varias veces, en realidad un muerto viviente (por eso se adapta tan bien a la sala de autopsias), murió de niño y le quedó un hueco enorme y oscuro en medio. No parece que vaya a recuperarse porque aparenta bastante enfermo.
"No debía ser fácil tener una relación con él, intentar encontrar un camino para atravesar las barreras que había pasado su vida levantando y que jamás descuidaba ni dejaba de defender."
En la trama la violencia es extrema, no explícita sino latente, tensa como una cuerda. A mí me han dado más de una vez escalofríos al verla. El final se resuelve de forma brusca y sencilla, sin serias deducciones, sólo a fuerza de conversaciones, pero con justicia.
Diría que la mejor de Benjamin Black que he leído (es la quinta).
"Un tipo me explicó que existían dos mundos: aquel en el que nosotros creemos vivir y, tras esa fantasmagoría, el mundo real, donde está al mando la gente como él. Un lugar duro, me dijo, un lugar desagradable, pero el verdadero mundo, donde se toman las verdaderas decisiones, donde se llevan a cabo las acciones necesarias. Sin gente como él, me dijo, gente preparada para encarar la realidad y hacer el trabajo sucio, nosotros no podríamos vivir nuestras confortables e ilusiorias vidas."
No se olviden de escuchar la canción.
Allí me he leído cuatro libros, uno de ellos ya ha sido comentado. Los otros se han sucedido de forma ininterrumpida y así mismo los voy a reseñar.
El loro de Flaubert - Julian Barnes
Soy incapaz de clasificar este libro en un género. No es ni novela, ni ensayo, ni biografía, ni mucho menos un libro de texto, pero es excelente, original, entretenido, enseña cosas y, sobre todo, hace pensar.
"Una vez dijo que para ser feliz había que cumplir tres requisitos previos -ser estúpido, ser egoísta y gozar de buena salud- y que él no estaba seguro de cumplir más que el segundo."
Es el tercer libro que leo de este autor y no deja de sorprenderme por su variedad, por su habilidad para tejer historias a partir casi de nada, o de todo, porque para escribir este libro ha tenido que prepararse, documentarse sobre la biografía, los libros y probablemente inventarse la manera de pensar de Gustave Flaubert. Así que escribe una biografía, una novela y una tesis a la vez.
"¿Por qué está la gente tan empeñada en que el aprendizaje sea como un juego? Disfrutan dándole a todo un tono infantil incluso para los adultos. Especialmente para los adultos."
Este libro no es para cualquiera, no es por hacerme de más, yo lo engullo todo, pero los lectores de "best sellers" deben abstenerse. A mí me ha parecido excelente, imprescindible, lleno de pensamientos y frases, de los que hay que ponerse en la cabecera para leer de vez en cuando. Por desgracia lo tengo en formato e-book y eso tendré que solucionarlo.
"Los libros le dan sentido a la vida. El único problema radica en que las vidas a las que dan sentido son las de otros, jamás a la del lector."
Hagánse un favor, leánlo.
La campaña afgana - Steven Pressfield
Para qué perder el tiempo. Esto es un bodrio, no vale la pena ni empezar a leerlo. Nuevamente he sido víctima de mi avidez lectora y no supe cortar a tiempo, y eso que cuando llevaba apenas diez páginas del final (porque el libro empieza por el final) ya me dí cuenta que lo que venía a continuación eran un montón de páginas de relleno. Increíble que este señor (no quiero llamarlo autor, aunque una vez le leí un libro que parecía bueno) se haya ganado la vida vendiéndolo. Ni se acerquen, no sea que les pase como a mí y se queden enganchados leyéndolo. ¿Les ponen algo los de la editoriales a este tipo de libros?
Órdenes sagradas - Benjamin Black
Esto ya es otra cosa amigos. Aquí hay libro y autor. Claramente identificable como novela. Incluida en la serie "negra" de Alfaguara, aunque yo discrepo un poco con la calificación. Tiene todos los ingredientes, pero el guiso tiene otro sabor, diferente, pero excelente.
Me lo regalaron en Sant Jordi así que su lectura era obligada. Este escritor, sosías de John Banville, usa la historia del asesinato y su investigación sólo como una excusa para retratar a sus personajes, especialmente a Quirke y su hija. Dos individuos en conflicto constante, no entre ellos, sino consigo mismo.
El personaje del Dr. Quirke, alcohólico, fumador, forense me resulta inquietante, su aparente frialdad sale como tentáculos desde las páginas y al tocarme me hace sentir como si me comportara como él. Un individuo abandonado y recuperado varias veces, en realidad un muerto viviente (por eso se adapta tan bien a la sala de autopsias), murió de niño y le quedó un hueco enorme y oscuro en medio. No parece que vaya a recuperarse porque aparenta bastante enfermo.
"No debía ser fácil tener una relación con él, intentar encontrar un camino para atravesar las barreras que había pasado su vida levantando y que jamás descuidaba ni dejaba de defender."
En la trama la violencia es extrema, no explícita sino latente, tensa como una cuerda. A mí me han dado más de una vez escalofríos al verla. El final se resuelve de forma brusca y sencilla, sin serias deducciones, sólo a fuerza de conversaciones, pero con justicia.
Diría que la mejor de Benjamin Black que he leído (es la quinta).
"Un tipo me explicó que existían dos mundos: aquel en el que nosotros creemos vivir y, tras esa fantasmagoría, el mundo real, donde está al mando la gente como él. Un lugar duro, me dijo, un lugar desagradable, pero el verdadero mundo, donde se toman las verdaderas decisiones, donde se llevan a cabo las acciones necesarias. Sin gente como él, me dijo, gente preparada para encarar la realidad y hacer el trabajo sucio, nosotros no podríamos vivir nuestras confortables e ilusiorias vidas."
No se olviden de escuchar la canción.
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