No debo andar muy fino como lector, igual estoy distraido o sufro una paquidermitis sensorial que dificulta la penetración de la lectura. Pero ya van dos libros seguidos, alabados, laureados y con todos los papeles en regla que me han dejado bastante indiferente. Igual es que no tengo valor para ponerme el traje de destripador y acuchillarlos.
Le he dado vueltas a este... muchas. Lleva en la biblioteca varios años. No me atrevía a abrirlo... Cosas de las faltas de ortografía de la vida, de los colores de la tinta de las palabras, de maquillarlo todo para sacar cada día con esfuerzo la sonrisa. Pero los renglones de la vida a veces se enderezan y las promesas y los deseos pueden verse cumplidos.
La solapa interior de la portada indica que el New York Times lo eligió "Mejor libro del año 2008". A mí me cuesta creerlo. Así de entrada creo que le conviene modestia, que está sobrevalorada, que hay que decirle con menos frecuencia "guapa". La autora escribe bien, tiene guión, palabras, entorno y personajes; pero escribe siempre de lo mismo: la familia, el desarraigo, el amor y sobre todo los muros invisibles que aislan a sus personajes, montones de frases no dichas y de pensamientos y deseos no expresados. Todo ello con un tufo sospechoso a historias grabadas durante las horas de chismorreos familiares y que crecen en el imaginario infantil hasta tomar forma como historias con personalidad propia y que uno llega incluso a atribuirse como de invención propia.
De forma aislada, al menos tres de sus seis relatos, (porque son seis y no ocho como pretenden contarnos algunos que igual no han leido la obra y comentan sobre ella), están escritos como relleno. Me he quedado con la idea clavada de una entrevista con un editor al que se presenta un buen relato (el último) que él considera insuficiente para llenar un libro (apenas cien páginas) y pide (exige) engordarlo y la forma consensuada para aumentar el grosor del lomo es añadir otros relatos. Nada complejo, utilizar la misma fórmula, las historias y entornos familiares, sacar la varita mágica de la palabra, agitar el frasco publicitario y.... ¡A vender!
El resultado final es como el de algunos discos: unas pocas canciones sobresalientes, y muchas de relleno. La cosa resulta irregular pero lo perdurable salva el conjunto. Con el paso de los años en los recopilatorios esos temas resultan extraordinarios.
Llevaba
todo el libro esperando algo que me erizara el vello y lo he encontrado casi en la última página
pero el dardo ha sido cruel, certero, tremendamente triste y sin
posible consuelo. He notado el escalofrío de la desdicha, pero es mejor ese fin trágico que el abandono o el agotamiento. Ese final me ha permitido evaluar más al conjunto.
Una frase: "Buena parte de su energía y la de Megan no estaba dedicada a hacer cosas juntos sino a concebir el modo de que cada uno dispusiera de un poco de tiempo para si, ella llevándose las niñas para que él pudiera ir a correr al parque en sus días libres, o viceversa, de manera que ella pudiera ir a hojear libros a una librería o hacerse la manicura."
Lo mejor: Que al final lo he indultado, le he concedido mi perdón, mi pasión e incluso algo más.
Lo peor: La falta de motivos para encumbrar a una autora con posibilidades pero que en absoluto presenta una obra maestra y que a poco que se descuide quedará diluida en el maremagnum de la historia de la literatura moderna.
Puntuación: 6/10
Puntuación: 6/10
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