"Ganarás el pan con el sudor de tu frente"
He pensado en esta frase (diría que del Génesis) al leer una noticia en uno de esos diarios gratuitos que leo mientras me tomo el cortado por la mañana. Los tienen allí en la barra del bar. Nunca se me ocurriría comprar un diario, tampoco aceptarlo regalado, pero cuando una página queda abierta por casualidad, me pasa como con los botes de conserva, siempre los leo mientras me voy desperezando.
La noticia habla de la desigualdad laboral que encuentran las mujeres tras el parto. Oye, un inmenso desastre, muchas tienen que reducir su jornada y se ven impedidas a rendir y por supuesto cobrar al mismo nivel que antes o del de sus congéneres machos. El periodista hace hincapié en que pese a los avances de los últimos años no se alcanza la igualdad. Y yo he pensado: Bendita y bellísima desigualdad que permite a las mujeres que quieren (deben) vivir su condición de madres disfrutar con ello y manejar su jornada laboral para poder atender a sus retoños.
Porque eso de que el trabajo dignifica es mentira, es un invento de los ricos, de los explotadores, una trampa más de la economía para seguir exprimiéndonos. Os lo digo yo que apenas trabajo, pero soy tope digno en calzoncillos haciendo el "badolas" (que diría mi madre), haraganeando, sacándole brillo a las bolas de billar. Eso sí, sufro la maldición del divino Génesis derivada del pecado original pero la llevo con la máxima dignidad y elegancia.
Si el trabajo dignificara de verdad, si produjera grandes dosis de felicidad, los ric@s estarían los primeros a la hora de madrugar. Pero no lo hacen y los que se esfuerzan es para ser más poderosos, para deleitarse con las prebendas que producen los mandatos. Antes de éstos solo habían machos, ahora empiezan también a proliferar las hembras, esas que levantan la cabeza todas dignas seguras de su autoestima, exhibiendo friamente la mirada de quien se siente diferente y por ende superior al subalterno.
Me ha dado por pensar que avanzar hacia esa igualdad es una estupidez. No es necesario. Pero es que hoy en día no nos aclaramos con las ideas (ni nos dejan), muchas veces por culpa de los papanatas de
izquierdas que han venido a sustituir a los curas más bobalicones, a los
misioneros a la búsqueda de salvajes a los que evangelizar y a las
señoras dedicadas a las obras de caridad. Los de derechas tampoco hacen nada bueno, de hecho ya les van bien estas estrategias igualitarias,
empeñados en enriquecerse y entre unos y otros esto es un calvario. Para
unas cosas nos promueven la diferencia, la diversidad, para otras somos
extraordinariamente celosos con las tradiciones y el hecho diferencial.
Pero cuidado, para lo femenino, "con la iglesia hemos topado", el tema es intocable, viva la igualdad sin ton ni son, incluso aunque no sea necesaria.
Yo si fuera mujer estaría muy cabreada con los que se han empeñado en que me vea realizada constantemente como madre, como amante y como profesional. Joder así es imposible dormir y llevar una vida ordenada. Entre maquillarme, dar de comer a los niños, llevarlos al cole, seducir a mi marido sin dejarle dominarme, hacerle colaborar, triunfar en lo laboral y encima estar "súper topeguay" aunque tenga la regla usando... (rellene cualquier producto anunciado en la linea de puntos). Ser superactiva aunque ya tenga la menopausia e impedir que la disminución de los niveles hormonales me cambie el carácter. Todo ello procurando: quedarme embarazada en el momento y edad adecuado, mantener una figura impecable y rendir de lo más alto. ¡Ufff! Sólo de pensarlo me dan ganas de salir huyendo.
Nada, que el ser humano no avanza, siempre estamos al dictado de modas, cultura y grandes jerifaltes. Todos ellos con la colaboración de los medios de comunicación ¡Que atraso! A veces preferiría volver al taparrabos y a los instintos desatados.
En definitiva, que es una suerte ser un macho inútil en calzoncillos esperando que cualquier "supermujer" se empeñe en redimirme. Me parece que me voy a tomar una cerveza (o dos) para celebrarlo y dar gracias (a Dios) de que no me puedo quedar embarazado, no tengo instinto maternal y que a ningún estúpido se le ha ocurrido la idea de que los hombres para ser atractivos tengamos que vestir pantalones con un agujero enseñando un huevo para ser lo más "in". ¡Mierda, acabo de dar una idea a todos esos gañanes! Eso sí, la mayoría de los machos siguen creyendo que el trabajo dignifica y da felicidad y por supuesto, se cogen mucha menos baja maternal.
En realidad tengo envidia de esa bellísima desigualdad que me impide ser madre. Creo que en ese caso yo también me reduciría la jornada. Gracias a todas las madres por ser tan admirables y desiguales.
Como diría Obélix: "Están locos esos romanos".
Benigno F.
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