Tiene gracia, estoy seguro de haber leído una de las primeras obras de este escritor, pero por más que rebusco en mi memoria, no recuerdo cual fue, por más que lo intento solo me sale "Carreteras secundarias", pero estoy seguro que no es esa, que es la huella en la memoria de la película la que se entrecruza y no deja salir a la luz el título en cuestión. He andado por casa revolviendo entre los libros, pero como no tienen ningún orden, he sido incapaz de encontrarlo, lo único que permanece en mi memoria es que me pareció buen escritor y que tuve la intención de volverlo a leer, cosa que no ha vuelto a suceder hasta ahora, probablemente han pasado más de veinticinco años de eso.
Da igual, esa misma sensación de buen escritor la tengo ahora tras haberme merendado esta novela de setecientas páginas en apenas cuatro días y no se me ha hecho larga. Una novela sólida, bien documentada, que destila ese ambiente de la España franquista de la que todavía retengo algunos retazos de mi niñez (como él que es de mi mismo año), los bloques de hielo de la bodega cercana, la lechería, los frecuentes y largos apagones, el barreño en el que nos bañábamos, los cortes de agua, calles sin asfaltar y el sereno, al que solo veía cuando pasaba a pedir el aguinaldo, el olor del ferrocarril y las vías.
En algún sitio he leído que es su mejor obra y es probable. Se ubica en el Madrid de la posguerra, durante la segunda guerra mundial y el ambiente parece recreado a la perfección. Y digo parece porque tengo un total desconocimiento de esa época salvo por los folletines de telenovela de sobremesa.
El tema es muy manido, ha sido tratado innumerables veces en cine y literatura, pero aún así, la narración, los personajes y los ambientes son tan potentes que tienen enorme verosimilitud. Cualidad que no siempre significa que sea verdad lo relatado, simplemente que pudiera haber pasado (como diría mi padre), cosa que algunos interpretan como que "encierra más verdad que algunos libros de historia" (frase que se deben haber copiado unos a otros porque la he visto repetida en algunas reseñas). No hagan ni caso, si quieren saber historia, no la busquen en novelas, igual que si para saber de medicina uno no se puede guiar por las series de televisión o las novelas.
El autor brilla especialmente en el magnífico encaje de los personajes, los escenarios y las acciones. Usa las palabras justas en diálogos y descripciones. No se extiende en lo sórdido o morboso, huye de artificios y se centra en lo nuclear. No se entretiene en describir estados de ánimo, pero los transmite con precisión y consigue frecuentemente emocionar incluso en pequeños detalles.
A algunos no les ha gustado, porque la han leído con perspectiva histórica y política y por eso escriben: "Simplificar la historia para no comprenderla" y le acusan de "falta de imaginación". Por eso para ellos la novela no funciona, la ven equidistante. A mí todo eso me importa un bledo, porque la analizo desde lo alto de mi balcón, intentando buscar la belleza aunque sea en una batalla en la que no pretendo tomar otro partido que no sea el de mi listón literario o en mi afán de leerla.
En definitiva, una gran obra (para mí) que merece ser leída y reseñada. Tendré que volver a este escritor tarde o temprano, no sé cuando porque ese propósito ya lo tuve y no lo cumplí.
Benigno F.
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