Tenía ganas de tener en mis manos lo nuevo de Abercrombie que, como es habitual, apunta a inicio de una saga. Lo que conocía de la obra apuntaba a interesante, una Europa medieval alternativa plena de magia, demonios y otras criaturas, un conflicto eclesiástico, y el estilo habitual algo humorístico y cínico del autor. Y digo entre mis manos porque lo he comprado en formato físico en mi tradicional visita anual a una librería de Vigo, y mi primera impresión es que pesa "un carallo", lo he comprobado en una báscula de precisión: 1.089 gramos . La segunda impresión está mediatizada por mis genes orensanos, porque me ha costado desembolsar los veinticuatro euros que vale.
La verdad es que el peso del libro ha resultado bastante molesto para la lectura. También la nefasta traducción y la presencia de unos cuantos errores gramaticales y tipográficos. Así de entrada, "nunca mais" en papel.
Ese peso anuncia también la "pesadez" (monotonía, ligero hastío) que me ha transmitido la lectura. Porque más de la mitad del libro es simplemente de relleno y el argumento, dividido en cuatro actos, es repetitivo, con una estructura totalmente aserrada en la acción (llena de altos y bajos). A partir de la segunda parte he acelerado en la lectura, me he saltado unos cuantos párrafos llenos de descripciones innecesariamente detalladas, de situaciones sentimentales claramente de relleno, con alguna honrosa excepción, y para conformar a aquellos que rebuscan con lupa la equidad.
Por suerte, casi todos los personajes que componen la Capilla de la Santa Conveniencia resultan interesantes, aunque un poco repetitivos cuando el autor pretende hacernos partícipes de sus biografías: siempre piensan lo mismo que ya sabíamos. Aburridísima y obvia me parece la protagonista principal que no encaja en absoluto con la historia que protagoniza y cuya evolución carece de credibilidad.
La novela resulta entretenida (poco más) y las supuestas situaciones graciosas planteadas por el autor en escasas ocasiones me han hecho torcer minímamente los labios en sonrisa y las que tienen algo de gracia las intenta repetir con escaso éxito. En cuanto a drama, resultan tan evidentes los giros del guión que invitan al bostezo y las conversaciones entre los personajes resultan repletas de frases grandilocuentes dignas de relleno de galletas de la fortuna.
Lo he acabado como podría haberlo abandonado adivinando el final. Simplemente me ha hecho pasar el rato (ni bueno ni malo) pensando en tener más suerte en mi próxima lectura que seguro será más barata y de menos peso. A partir de ahora, en papel, solo libros de bolsillo.
Benigno F.
Buena decisión. Yo siempre hago lo mismo. Los tochazos, para la biblioteca.
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