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Ya sentarás cabeza - Ignacio Peyró

 

Hacía mucho tiempo que no dejaba tantas marcas en un libro para repasar sus frases después. Eso me ha pasado con éste desde la primera página.

"Cada español parece nacer con la ilusión de que sería mejor tan solo con ser de otro país."

Demasiadas personas alabando este libro como para no pasarlo por el filo de mi navaja, especialmente teniendo en cuenta todo lo que me separa del autor. Seguramente por sus antecedentes ni me hubiera molestado en leerlo, pero me pueden las ganas de tocar con los dedos las llagas, así que me lanzo y empiezo a leer y se me gira la cabeza y solo hacen que acudir a mi cerebro dudas y sentimientos. .

"La vida es injusta, también cuando nos favorece."

"Cuando fuimos…" (rellénese con lo que uno quiera) señala un sentimiento que rápidamente nos embarga al leer este ¿diario? ¿reflexiones autobiográficas? No lo sé, sea lo que sea nos despierta nostalgia de lo que fuimos, fue y no seremos ni será más. De los que estuvieron y ya no están, unos conocidos, otros cercanos, algunos lejanos pero familiares. Eso me he puesto a pensar al ver un perchero en el que cuelga una cazadora y unas cuantas gorras esperando a que su dueño vuelva a ponerse esas prendas para salir de casa. Ese dueño que está, pero ya no volverá, aunque resuena todavía su voz diciendo: “Oye…” y nada más en unos segundos muy largos que parecen horas.

"El precio de llegar pronto es arrepentirse para siempre."

El autor habla de bastantes cosas a las que tengo cierta aversión: los pijos y sus Sebago, el Opus, la Iglesia, el Papa, los políticos y sus medios de comunicación. Me recuerda mi infantil rechazo a Dios por no responder a mis expectativas, siempre altas. Y aun así me interesa. Habla de borracheras y comidas insignes, a las que soy alérgico pero no inmune, relata entresijos que aparentemente no me interesan, y pese a todo, me hubiera gustado estar allí para escudriñarlo. Todo me resulta muy cercano, y suena a antiguo, a viejuno anticipado y cultivado, a esa nostalgia que solo se pueden permitir los ancianos, siempre mirando atrás y tropezando. Los jóvenes solo se trastabillan porque siempre van mirada en alto y demasiado deprisa (ahora, casi siempre, mirando el móvil).

"A las gentes modestas no nos queda más que ser modestamente conservadores."

Un toque rancio, pero tan cercano pese a la distancia (¿ideológica?) que nos separa (pero, ¿yo tengo ideas? ¿acaso lo mio está esculpido en mármol y es inmutable a los acontecimientos?),no paro de encontrar coincidencias (igual es que compartimos alopecia, barbita y psoriasis) y por eso solo pienso en acercarnos, confraternizar y amistarnos compartiendo vinos, copas y comidas. Soy veinte años mayor y lo veo viejo, cultivado e inteligente. Leo lo que piensa de Banksy y me doy cuenta de que son más cosas las que nos acercan que aquellas que nos separan, que su mirada es sagaz, que no se deja engañar ni por las modas, ni por lo obvio, ni con los fáciles aplausos. Me gusta que no pretenda dar instrucciones para la vida, es suficiente con vivirla.

"Conocerse a uno mismo lleva a la sabiduría, sí, pero con escala en la decepción." 

Acabo el libro pensando en sentarme a charlar con su autor, por supuesto, mediando unas buenas copas y comida, y eso no me pasa con frecuencia. Y no deja de rondarme aquel antiguo pensamiento: "No basta con haberlo intentado, habría que haberlo conseguido, por eso seguimos siempre sin conformarnos."

Benigno F.


 

 


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