Salvo honrosas excepciones todos los libros sobre música o escritos por
músicos me decepcionan. Como el excesivamente valorado "Cosas que los nietos debieran saber" de Mark Oliver Everett que algunos han vendido como obra maestra y que a mí sólo me parece una pueril autobiografía de alguien al que frecuentemente hay que atornillarle las bielas. De hecho, por culpa de ese libro he tomado cierta distancia sobre la carrera de este músico que antes me encantaba. Y es que casi siempre es cierto lo de: "Zapatero a tus zapatos".
La mayoría de los libros sobre música están llenos de anécdotas superficiales y
algunos como éste solo utilizan la música para largarnos una
nada interesante autobiografía. Básicamente se trata de compartir la frustración de su falta de éxito en lo discográfico, y como no se han comido un rosco como músicos lo intentan (y lo consiguen) escribiendo sobre ello.
Mira que lo siento, porque lo compré (yo siempre los compro) con ilusión, con ganas, me lo habían recomendado. Lo había reservado para un buen momento, para disfrutarlo con tranquilidad y buena música, pero empecé el libro y al poco quería acabarlo, miraba el número de páginas restantes con ansiedad a medida que avanzaba. Me aburría, bostezaba, sobre todo cuando se explaya contándonos su experiencia con ese grupo del que formó parte. Lo siento chico, los he oído y me producen el mismo tedio.
La verdad es que me lo temía. Antes que yo se lo pasé a un lector empedernido y entendido que sólo sonreía de vez en cuando. Dejó el libro por la mitad sin ningún tipo de angustia tras un viaje. Nunca me lo ha vuelto a pedir prestado.
Es
que excepto algunas puntualizaciones brillantes sobre algunas canciones
no hay gota de sustancia. Nada, que no pueda haber escrito cualquiera
dándole unas vueltas a las portadas de la propia discoteca y la de este hombre me parece mediocre salvo honrosas excepciones.
Para postre, no se corta un pelo al final para pasarnos por la cara que ha tocado con Sting, en el prescindible capítulo: "Epílogo. Veinte años después". Pues nada macho: A disfrutarlo, que tengas suerte y los royalties sigan engordando.
Pero no sé de que me quejo, yo al fin y al cabo hago lo
mismo, escribo sobre mí y no sobre música o músicos. Supongo que por
eso me produce inquina que éste (que escribe mucho peor que yo) tenga el
más mínimo triunfo o relevancia.
Lo mejor: Que he recordado un viejo libro sobre Nacha Pop que realmente daba en el clavo. Que he constatado de nuevo que Diego Manrique ha recibido un premio más que justificado.
Lo peor: Que esto no es literatura. Son sólo palabras, ni siquiera crítica, muy pocas veces sensaciones y casi ninguna sentimiento.
Puntuación: 4/10
Benigno F.
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