"Quisiera estar en otra parte,
mejor en otra piel,
y averiguar si desde allí la vida,
por las ventanas de otros ojos,
se ve así de grotesca algunas tardes.
Me gustaría mucho conocer
el efecto abrasivo del tiempo en otras vísceras,
comprobar si el pasado
impregna los tejidos del mismo zumo acre,
si todos los recuerdos en todas las memorias
desprenden este olor
a fruta madura mustia y a jazmín podrido.
Desearía mirarme
con las pupilas duras de aquel que más me odia,
para que así el desprecio
destruya los despojos
de todo lo que nunca enterrará el olvido."
y averiguar si desde allí la vida,
por las ventanas de otros ojos,
se ve así de grotesca algunas tardes.
Me gustaría mucho conocer
el efecto abrasivo del tiempo en otras vísceras,
comprobar si el pasado
impregna los tejidos del mismo zumo acre,
si todos los recuerdos en todas las memorias
desprenden este olor
a fruta madura mustia y a jazmín podrido.
Desearía mirarme
con las pupilas duras de aquel que más me odia,
para que así el desprecio
destruya los despojos
de todo lo que nunca enterrará el olvido."
Ángel González
Me piden datos sobre la soledad. Al parecer hay varios tipos. Los anglosajones lo expresan mediante dos términos diferentes "solitude" y "loneliness". Yo las llamaría aislamiento y soledad. Solitario y solo.Aparentemente son diferentes, la primera es una soledad aceptada (autoimpuesta), el solitario lo es por convicción, construye un muro de aislamiento frente al mundo y al resto de los mortales. No se deja tocar, no arriesga salud física ni mental. Es la soledad de la piel dura. Abre la puerta a quien quiere (si puede), a pocos, cada vez a menos.
La segunda es la soledad inevitable, la rodeada de gente, de sensación continua de incomprensión, el sentimiento de ser raro, la de la incapacidad de actuar como mandan los cánones sociales. Es la soledad con compasión. La que tiene muchos amigos, comprensivos, protectores y piadosos. Es la soledad a flor de piel, la de la fácil herida.
Ambos tipos coinciden en su falta de comunicación con el entorno, una por falta de ganas, la otra de posibilidades de expresión.
Uno es el solitario orgulloso, soberbio, de carcajada, el otro es de sonrisa forzada y mirada baja. Una es la soledad briosa y (aparentemente) feliz, disfrutada. La otra es deprimente y vacía, llena de nostalgia.
No soy capaz de elegir una de ellas, porque una es melancólicamente bella y la otra es bucólicamente tenebrosa. Una es clausura, otra es encierro. Ambas son aplastantes y desamparadas, cercanas al desespero. El clausurado al final es incapaz de abrir los cerrojos, pierde sus propias llaves. El encerrado de localizar o forzar las puertas de salida.
¿Qué es preferible: solo o solitario? En todo caso mejor sonriendo.
Benigno F.
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