A ésta le tenía ganas. La empecé hace años (cuando salió) y la abandoné afectado de empacho de palabras. Una empanada mental que me impedía tomar el hilo del argumento. Era otra época, era otra persona la que lo intentaba, alguien que todavía creía en espejismos, más iluso pero excesivamente temeroso. Normal que no lo entendiera.
Lo volví a intentar varias veces con el mismo resultado. Me daba pereza. Cada vez que oía hablar de ella rememoraba ese gusto empalagoso. Todo el mundo daba por supuesto en las tertulias que yo la había leído y he sido interrogado varias veces sobre ello. Por supuesto... He mentido al no reconocerlo. He dado mi opinión de forma general como hace un pitoniso al ser consultado o como cuando, para ligarte a una desconocida, te haces el psicoanalista.
Ahora ya puedo opinar. Me ha gustado su lectura, incluso la he disfrutado, pero con el paso de los días, me ha ido invadiendo la sensación de que era un producto no natural, manufacturado cuidadosamente para dar sensación de obra maestra. Básicamente dudo que la mayoría de los humanos reflexionen sobre sus actos de la manera que hacen los protagonistas, que en realidad son manipulados para transmitirnos pensamientos del autor. La novela emociona más por estar emocionado que por los mensajes.
En realidad carece de argumento o si lo tiene es muy corto para el volumen del libro. El autor se aprovecha de un título sugerente para largarnos su rollo filosófico sobre la vida (en realidad no tiene ni se sostiene). Acumula un montón de frases bellas, de epitafios, para guardarlas entrecomilladas y utilizarlas aisladas, pero que están encajadas con calzador en el argumento, dan la sensación de estar escritas antes que lo relatado. De hecho la historia pasa a estar en segundo plano de forma bastante frecuente.
Los flashbacks están muy bien utilizados y el relato gana enteros cuando se adentra en la trama política, es menos filosófico y más crudo y real, pero ese paisaje sólo aparece de forma colateral. Es un oropel más para sus frases.
Una frase: No puedo, no me atrevo, está lleno de citas. Algunas extraordinarias. De hecho el autor se siente orgulloso de ello, y por eso me repatea, quería pasar a la historia anotado entre comillas y lo va a conseguir... pero no de mí. Para fastidiar voy a parafrasear algunas de sus ideas e intentar hacer una demostración de frases inconcretas y rimbombantes que parecen decir algo. Empecemos por un título: "La inconcreta soledad de las gentes". Sigamos por algunas ideas: "Las parejas no son sinfonías armoniosas. Les falta director a los instrumentos, frecuentemente uno es el músico y el otro el instrumento."
Lo mejor: Más allá del relato este libro es una reflexión sobre la vida , sobre el peso y la levedad, sobre luchar o rendirse, gritar y acelerar la muerte o callar y enlentecerla. Sobre las decisiones en los cruces y el curso de la historia sobre lo inevitable de la casualidad. En definitiva y en gallego sobre "Eche o que hai". Al fin y al cabo, todo es relativo cuando la vida corre peligro. La música clásica debiera acompañar la lectura de algunas partes.
He
aprendido sobre mi, sobre mi imaginación, sobre mi necesidad de que me
miren y me aprecien y sobre la necesidad de amar que se supone que tenemos todos.
Lo peor: Tiene un tufillo sospechoso a pretensión de trascender. A candidato a algo y eso no me gusta. Claramente sobrevalorada. Nadie se atreve a criticarla seriamente. A los personajes les falta credibilidad en cuanto a la coherencia de su comportamiento.
Puntuación: 6/10 (por poner algo)
Benigno F.
Hace ya demasiado tiempo que la leí y apenas guardo recuerdo de ella. Releo, de vez en cuando, grandes novelas (por lo menos, a mí me lo parecen), y tengo ya algunas en la recámara. No creo que ocurra lo mismo con esta de Kundera, aunque..., ¿quien sabe?
ResponderEliminarExcelente el blog.
Saludos,
JdG
Yo tampoco creo que la relea. Ni siquiera creo que utilice ninguna de sus frases como cita. Muchas gracias por pasarte por aquí y por tu comentario. Un saludo.
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