Seguimos con los contadores de
relatos americanos. Aquí tenemos una veterana canadiense criada en Ontario. Para mí
desconocida. Reconozco que me he comprado este libro en una de esas
acciones de ruleta rusa, de juego de azar, una tirada de dados arriesgada pero que ha dado un magnífico resultado.
El relato que da titulo al libro, es grandioso, una de esas
historias de pueblos pequeños, como las que cuenta mi madre sentada en
el porche. Una historia, tan real, tan tangible que la puedes aderezar
con cualquier toque fantástico. Un cuento imaginado en horas
crepusculares, tendido en el lecho, esperando y rememorando, deformando a
fuerza de reiterarlo un episodio cierto que no sabes si ha cambiado al
pasar por las lenguas o por el imaginario. Todos en nuestras familias
tenemos historias antiguas similares, de sacrificios y traiciones, de personas cuyo
destino perdimos y por eso solo nos queda soñarlo con una brizna de
hierba entre los labios.
El denominador común de los cuentos es que están redactados en tono femenino, intimista, tanto que podrían parecer autobiográficos, pero no os engañéis, visión femenina no significa ñoña ni sensiblera. Son historias reales que crean sensaciones claramente epidérmicas, después viscerales y finalmente conscientes.
Así poco a poco se desgranan: la historia de un adulterio perpetrado por una esposa que sigue queriendo a su marido enfermo; la de la viuda curiosa por la vida de los personajes del pasado de su marido; la
vida tendente al aislamiento y a la degeneración mental de la poetisa
desconocida, investigada por una anónima que redescubre su lápida; el viaje en barco de madre enferma e hija aventurera e imaginadora; el reencuentro de amigas en la adolescencia y las verdades de sus historias, etc.
Todas ellas son historias pequeñas, dramas cotidianos que, como todos los dramas, producen sonrisas y tristezas a veces indistinguibles unas de otras. Diminutas historias en las que se describe de forma detallada sensación y sentimientos, hechos y pensamientos. Sugiriendo siempre la huida, la desilusión por lo perdido y no conseguido, quizás con un punto de desesperanza. En todas ronda siempre la
muerte, pero desde una perspectiva adulta desprovista del
hálito tenebroso que tiene en la juventud. Una mirada desde la segunda mitad de la vida, cuesta abajo, resignada.
Lo mejor: No aburre en ningún momento. No baja el nivel de calidad en toda la obra. Las dimensiones de los relatos son perfectas.
"Entretanto ¿Qué hace feliz a un hombre? Tiene que ser algo totalmente distinto."... Es muy femenino darle muchas vueltas a sus pensamientos.
Lo peor: Lo he pensado mucho. Le encuentro muy pocos defectos, todos ellos veniales.
Puntuación: 8/10
Comentarios
Publicar un comentario