Me apetecía empezar el año con una lectura "ligera", que no me diera mucho que pensar, que me hiciera pasar el rato en este periodo festivo extraño. Siempre ha sido "extraño" para mí, pero por otras connotaciones diferentes de las actuales.
Este libro lo tenía anotado hace tiempo, como es habitual, ni siquiera sé porqué lo tenía en mi lista, pero ahí estaba y me lo compré.
Es una historia de aventuras, de crecimiento, el argumento es muy habitual, un joven, su maestro y una historia en la que madura, probablemente dirigida a un público joven, pero, en mi opinión, perfectamente adecuada para mis fines, entretenerme, y lo ha conseguido.
La novela es absorbente, fácil de lectura, bien documentada y bien escrita. El autor sabe lo que se hace, utiliza parámetros argumentales familiares, sin intención moralizadora o filosófica, más allá de los valores propios de los samurais (no es poco, honor, fidelidad y sacrificio). Los personajes están muy bien caracterizados, la trama no tiene fisuras y el resultado es más que correcto, siempre dentro de los parámetros de este tipo de novela.
No se esperen nada extraordinario, nada que les deje una huella indeleble, pero está perfecta para hacer pasar el tiempo sin que duela, incluso con luces de esperanza.
Benigno F.
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