He aquí la diferencia entre un libro que trata aspectos dramáticos y deja indiferente como el reseñado previamente y un libro que turba al lector, al que no puede quedar indiferente de forma ineludible, se proteja con la armadura que se proteja.
Si "El olvido que seremos" me había hecho pedir disculpas por mi falta de emoción, la lectura del "El adversario" me ha reconciliado conmigo mismo. No he sentido temblor de piernas, ni disnea suspirosa, ni escalofríos, sobre todo he sentido inquietud, especialmente porque todo lo relatado sigue perfectamente el guión de la realidad. Un guión, que si fuera imaginado podría pasar por inverosímil, fruto de la calentura mental del escritor.
El escritor se sitúa como cronista y protagonista de unos asesinatos incomprensibles, de unas mentiras de tamaño tan enorme que parece imposible que hayan pasado ocultas durante muchos años. Son esas mentiras, inicialmente inocentes, que muchas personas hemos (me incluyo) utilizado de jóvenes para impresionar, para gustar, para encajar en el grupo, y que, casi siempre, han quedado al descubierto o no han dado los resultados esperados.
En esta novela no hay misterio, todas las cartas están al descubierto, incluso los motivos, pero los circuitos mentales que llevan a tamaña desviación se quedan en el aire y eso es lo que nos deja inquietos al finalizar: no entendemos la naturaleza del mal. Incluso el mal se disfraza de arrepentimiento y hay personas que lo comprenden aunque no lo justifican.
Esas misma impresiones las compartimos con el escritor e incluso sentimos en algún momento compasión por el criminal, a solas con sus mentiras, escondido durante años en parajes desiertos, biblotecas y aparcamientos, acosado por los remordimientos, un individo que sería fácilmente un "pobre diablo", pero que a base de subirse en las montañas de mentiras acumuladas logra ascender, parecer trascendente e incluso se siente confortado tras confesar su monstruosidad. Como reseña de forma excelente Ricardo Lladosa en Zenda, lo más inquietante es que "el mal sea en realidad algo vulgar y sin explicación posible".
No se lo pierdan, vale la pena leerlo, la edición de Anagrama Compactos 50 es excelente y asequible, aunque contiene una incoherencia: si el libro lo finalizó el escritor en 1999 y fue publicado en el año 2000 ¿Cómo se explica que en el libro se indique que la primera edición en "Panorama de narrativas" fue en 1997? Maniático que es uno con las concordancias de cifras y fechas.
Benigno F.
Si "El olvido que seremos" me había hecho pedir disculpas por mi falta de emoción, la lectura del "El adversario" me ha reconciliado conmigo mismo. No he sentido temblor de piernas, ni disnea suspirosa, ni escalofríos, sobre todo he sentido inquietud, especialmente porque todo lo relatado sigue perfectamente el guión de la realidad. Un guión, que si fuera imaginado podría pasar por inverosímil, fruto de la calentura mental del escritor.
El escritor se sitúa como cronista y protagonista de unos asesinatos incomprensibles, de unas mentiras de tamaño tan enorme que parece imposible que hayan pasado ocultas durante muchos años. Son esas mentiras, inicialmente inocentes, que muchas personas hemos (me incluyo) utilizado de jóvenes para impresionar, para gustar, para encajar en el grupo, y que, casi siempre, han quedado al descubierto o no han dado los resultados esperados.
En esta novela no hay misterio, todas las cartas están al descubierto, incluso los motivos, pero los circuitos mentales que llevan a tamaña desviación se quedan en el aire y eso es lo que nos deja inquietos al finalizar: no entendemos la naturaleza del mal. Incluso el mal se disfraza de arrepentimiento y hay personas que lo comprenden aunque no lo justifican.
Esas misma impresiones las compartimos con el escritor e incluso sentimos en algún momento compasión por el criminal, a solas con sus mentiras, escondido durante años en parajes desiertos, biblotecas y aparcamientos, acosado por los remordimientos, un individo que sería fácilmente un "pobre diablo", pero que a base de subirse en las montañas de mentiras acumuladas logra ascender, parecer trascendente e incluso se siente confortado tras confesar su monstruosidad. Como reseña de forma excelente Ricardo Lladosa en Zenda, lo más inquietante es que "el mal sea en realidad algo vulgar y sin explicación posible".
No se lo pierdan, vale la pena leerlo, la edición de Anagrama Compactos 50 es excelente y asequible, aunque contiene una incoherencia: si el libro lo finalizó el escritor en 1999 y fue publicado en el año 2000 ¿Cómo se explica que en el libro se indique que la primera edición en "Panorama de narrativas" fue en 1997? Maniático que es uno con las concordancias de cifras y fechas.
Benigno F.
Comentarios
Publicar un comentario