Un "escritor" me ha regalado "su libro", incluso me lo ha dedicado. Le amenacé con mi crítica más acerada, con ser despiadado y destrozar su obra, que no bastaba su agradecimiento escrito a una corbata prestada, que no admito sobornos ni peloteos.
He intentado leer "su libro" y no he podido, y eso que es corto, no tiene más que 161 páginas, así que la misión parecía fácil. He abandonado en la 83. No podía seguir, si lo finalizaba tendría que comentarlo. No voy a hacerlo, porque no se puede comentar algo que no va más allá de una redacción de colegial, de individuo con la personalidad en formación, al que le han pasado pocas cosas en la vida, al que todo le parece superlativo, emocional, empático, sensitivo y con corazón, y que, sobre todo, se nota que ha leído poco. Quizás ha leído "El mecanoscript del segon origen" de Manuel de Pedrolo, como lectura obligatoria en el colegio. A mí me obligaron a hacerlo y lo odiaba por eso. No podía con esa historia que me parecía tan simple, pero que todos alababan. No sé si sigue siendo lectura obligatoria en la escuela, quizás debería seguir siéndolo.
Pensando en ello, en que quizás mi juicio no había sido justo (con Manuel de Pedrolo, me refiero), he buscado el libro en mi casa para releerlo. No lo he encontrado, en cambio si que ha aparecido (en varias versiones, por cierto) "El Principito" de Antonie de Saint-Exupéry, otro libro que también era obligatorio leerlo en mi época. A mí, me lo hicieron leer (incluso memorizar) en francés. Le cogí mucha manía. Siempre que me hablaban de este libro "me ponía negro", aunque disimulaba y recitaba frases de memoria, pero que en el fondo yo rechazaba.
"Il est très simple: on ne voit bien quávec le coeur. L'essentiel est invisible pour les yeux."
Uno de los ejemplares que tengo lleva una dedicatoria de 1985 con firma ilegible. La dedicatoria no es mía, ni siquiera a mí. "Con la ilusión de que tu fantasía alimente la mía", dice. Un libro (supuestamente) infantil, un libro para el recuerdo. Los míos no eran buenos, así que me puse a leerlo.
Primera recomendación: No le leáis este libro a un niño de cinco años, como acabo de leer que una ministra ha hecho. Esto no es un cuento para niños de esa edad. Tampoco se lo deis de adolescente, pensará que os habéis vuelto locos. Se puede recomendar, pero no se debe obligar a leerlo o a memorizarlo.
Segunda recomendación: Si alguien os dice que este es su libro de referencia, seguramente es que se ha quedado en lo infantil y sigue viendo "una boa que digiere un elefante" pese a que sea de verdad un sombrero. No pasa nada, todos tenemos algún complejo.
Tercera recomendación: Dejadlo en la mesilla de noche y esos días que estéis quemados con los burócratas, los negociantes, los políticos o con cualquiera que os parezca idiota, leed sobre los periplos planetarios del principito. Incluso, llevadlo con vosotros para trámites burocráticos y leed en voz alta algún párrafo si un funcionario os arruga el ceño.
Como decía un amigo mío: "Cuando no sepas qué hacer, lee un párrafo de "El Principito". Yo me lo he leído entero y lo agradezco, me ha calmado el espíritu y soy capaz de admitir que ese artefacto que me dieron como un libro con dedicatoria es una caja que contiene un cordero.
"- Sólo los niños saben lo que buscan. Pierden tiempo por una muñeca de trapo y la muñeca se transforma en algo muy importante, y si se les quita la muñeca, lloran...
- Tienen suerte - dijo el guardaagujas."
Benigno F.
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