Pues nada, que a este escritor le dan un premio con nombre de detective (Pepe Carvallo) y él se viene a recogerlo sin tener ni idea de quién es el individuo que da nombre al mismo. Y uno que es un sentimiental decide leer algo de este autor del que ya ha leído (y disfrutado) "La Dalia Negra". Y uno se lleva un coscorrón de padre y señor mío. Porque, señores, este libro es un tremendo "ladrillazo". Es un libro excesivo, frenético, a veces inconexo, en el que, aprovechando a personajes históricos, se teje una historia conspiraoica tan compleja que incluso podría ser verdad.
El estilo de la obra es casi periodístico, o más bien, poco cinematográfico. Los personajes principales están bien establecidos pero con frecuencia son contradictorios en sus actos, los secundarios (muchas veces los que tienen un nombre y apellidos reales) apenas aparecen esbozados, los escenarios son absolutamente prescindibles salvo en los nombres, las descripciones son escasas (tampoco son necesarias y alargarían de forma imposible la novela). La extensión es excesiva y más de la mitad de la novela me ha parecido innecesaria. Te puedes saltar buena parte y no pasa absolutamente nada. Me he aburrido en muchos momentos, en otros la acción ha sido trepidante, incluso en exceso, algunos pasajes son extraordinarios, pero quedan sepultados por el peso de la obra. Reconozco que la he finalizado por compromiso y porque el autor tiene prestigio (merecido, parece).
Por suerte, sólo me he leído el primero de la trilogía. Ni loco me pongo con el resto y, después de la experiencia, este escritor lo tiene difícil conmigo. Seguro que tiene mejores, igual solo es cosa de tiempo.
Benigno F.
El estilo de la obra es casi periodístico, o más bien, poco cinematográfico. Los personajes principales están bien establecidos pero con frecuencia son contradictorios en sus actos, los secundarios (muchas veces los que tienen un nombre y apellidos reales) apenas aparecen esbozados, los escenarios son absolutamente prescindibles salvo en los nombres, las descripciones son escasas (tampoco son necesarias y alargarían de forma imposible la novela). La extensión es excesiva y más de la mitad de la novela me ha parecido innecesaria. Te puedes saltar buena parte y no pasa absolutamente nada. Me he aburrido en muchos momentos, en otros la acción ha sido trepidante, incluso en exceso, algunos pasajes son extraordinarios, pero quedan sepultados por el peso de la obra. Reconozco que la he finalizado por compromiso y porque el autor tiene prestigio (merecido, parece).
Por suerte, sólo me he leído el primero de la trilogía. Ni loco me pongo con el resto y, después de la experiencia, este escritor lo tiene difícil conmigo. Seguro que tiene mejores, igual solo es cosa de tiempo.
Benigno F.
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