"Seré breve. Empezaré por el final"
Así comienza Javier Rodríguez Marcos uno de sus dos artículos sobre una serie de conferencias titulada "Seis propuestas para el nuevo milenio" que iba a dictar Italo Calvino en Universidades americanas. No pudo, la muerte le sorprendió preparándolas, pero sus propuestas fueron publicadas como libro. Esos dos artículos de "El País" a mí me parecen de obligada lectura y probablemente el libro también.
Esa misma frase toma prestada un conocido para iniciar el curso cada año en la Universidad. Y esas seis propuestas del autor: Levedad, rapidez, exactitud, visibilidad, multiplicidad y contundencia. Son temas sobre los que frecuentemente Eutiquio dice meditar.
Un escritor que en solo seis palabras ofrece un resumen vital tan interesante, como mínimo, merece ser considerado. A mí esa brevedad me recuerda un triángulo equilátero en el que yo pondría a Pessoa, Tabucchi y Calvino en cada una de las esquinas predicando.
Yo había leído hace años "El barón rampante" y "El vizconde demediado" y en la penumbra de ese tiempo pasado todavía quedan aromas (los olores son lo último que se pierde) que recuerdan pasajes agradables.
Buscando documentarme tras leer "Los amores difíciles" intenté usar la rapidez y me encontré con una cosa desgraciadamente frecuente: la copia exacta descarada y multiplicada (sino plagio). Todos los comentarios visibles son copia literal de alguno que se escribió en su día, igual para la contraportada. Así que sin duda alguna puedo afirmar de forma contundente que son una birria.
Eso sí, las historias del libro son leves, escuetas, pero no simples y, debe ser que yo he leído otro libro, pero a mí no me parece que coincidan en la falta de comunicación entre las personas, y las relaciones amorosas, aunque siempre son presentes, se apuntan como algo que sucede alrededor de la soledad del protagonista de cada "aventura". Aquí, para mí, se habla de personas pequeñas en historias pequeñas y exactas, de lectura rápida.
"... y a Usnelli le venían a la mente palabras y más palabras, apretadas, entrelazadas las unas sobre las otras, sin espacio entre las líneas, hasta que poco a poco era imposible distinguirlas, eran una maraña de la que iban desapareciendo incluso los menudos ojales blancos y sólo quedaba el negro, el negro más total, impenetrable, desesperado como un grito."
Pero esa brevedad no está en absoluto exenta de riqueza. Italo Calvino en muy pocas palabras condensa la trama, presenta a los personajes, se entretiene maravillosamente con los entornos y los colores, y con las dudas, con el interrogatorio vital que siempre se hace el ser humano (por lo menos los que piensan) cuando está a solas (que suele ser la mayoría de las horas).
Ahora bien, las ideas de Calvino quedan bien marcadas y algunas siguen siendo propuestas o reflexiones de calado.
"... y ya estás en el terreno de quien piensa que todo lo que no se fotografía se pierde, es como si no hubiera existido, y por lo tanto para vivir verdaderamente hay que fotografiar todo lo que se pueda, y para fotografiarlo todo es preciso: o vivir de la manera más fotografiable posible, o bien considerar fotografiable cada momento de la propia vida. La primera vía lleva a la estupidez, la segunda a la locura."
Como ven, el propio autor si que se aplica sus seis propuestas en muy pocas frases.
"... el escoger en cada instante, en el caos de los mil movimientos posibles, aquel y sólo aquel que era justo y límpido y leve y necesario, aquel y sólo aquel, entre los mil gestos perdidos, contaba."
Lo deja todo bien explicado, alto y claro. Hay que seguir leyendo, no puede quedar olvidado.
"El precio es sin duda alto pero debemos aceptarlo: no podemos distinguirnos de las muchas señales que pasan por esta carretera, cada una con un significado propio que permanece oculto e indescifrable porque fuera de aquí no hay nadie capaz de recibirnos y entendernos."
Así que ya saben, no confíen en las reseñas (tampoco en las mias), no se guíen por las opiniones de las contraportadas, las historias deben crecer un su mente, y ahí dentro esas palabras deben ser el alimento del cerebro, digeridas, procesadas y almacenadas. Dénle buen alimento a sus neuronas.
Benigno F.
Así comienza Javier Rodríguez Marcos uno de sus dos artículos sobre una serie de conferencias titulada "Seis propuestas para el nuevo milenio" que iba a dictar Italo Calvino en Universidades americanas. No pudo, la muerte le sorprendió preparándolas, pero sus propuestas fueron publicadas como libro. Esos dos artículos de "El País" a mí me parecen de obligada lectura y probablemente el libro también.
Esa misma frase toma prestada un conocido para iniciar el curso cada año en la Universidad. Y esas seis propuestas del autor: Levedad, rapidez, exactitud, visibilidad, multiplicidad y contundencia. Son temas sobre los que frecuentemente Eutiquio dice meditar.
Un escritor que en solo seis palabras ofrece un resumen vital tan interesante, como mínimo, merece ser considerado. A mí esa brevedad me recuerda un triángulo equilátero en el que yo pondría a Pessoa, Tabucchi y Calvino en cada una de las esquinas predicando.
Yo había leído hace años "El barón rampante" y "El vizconde demediado" y en la penumbra de ese tiempo pasado todavía quedan aromas (los olores son lo último que se pierde) que recuerdan pasajes agradables.
Buscando documentarme tras leer "Los amores difíciles" intenté usar la rapidez y me encontré con una cosa desgraciadamente frecuente: la copia exacta descarada y multiplicada (sino plagio). Todos los comentarios visibles son copia literal de alguno que se escribió en su día, igual para la contraportada. Así que sin duda alguna puedo afirmar de forma contundente que son una birria.
Eso sí, las historias del libro son leves, escuetas, pero no simples y, debe ser que yo he leído otro libro, pero a mí no me parece que coincidan en la falta de comunicación entre las personas, y las relaciones amorosas, aunque siempre son presentes, se apuntan como algo que sucede alrededor de la soledad del protagonista de cada "aventura". Aquí, para mí, se habla de personas pequeñas en historias pequeñas y exactas, de lectura rápida.
"... y a Usnelli le venían a la mente palabras y más palabras, apretadas, entrelazadas las unas sobre las otras, sin espacio entre las líneas, hasta que poco a poco era imposible distinguirlas, eran una maraña de la que iban desapareciendo incluso los menudos ojales blancos y sólo quedaba el negro, el negro más total, impenetrable, desesperado como un grito."
Pero esa brevedad no está en absoluto exenta de riqueza. Italo Calvino en muy pocas palabras condensa la trama, presenta a los personajes, se entretiene maravillosamente con los entornos y los colores, y con las dudas, con el interrogatorio vital que siempre se hace el ser humano (por lo menos los que piensan) cuando está a solas (que suele ser la mayoría de las horas).
Ahora bien, las ideas de Calvino quedan bien marcadas y algunas siguen siendo propuestas o reflexiones de calado.
"... y ya estás en el terreno de quien piensa que todo lo que no se fotografía se pierde, es como si no hubiera existido, y por lo tanto para vivir verdaderamente hay que fotografiar todo lo que se pueda, y para fotografiarlo todo es preciso: o vivir de la manera más fotografiable posible, o bien considerar fotografiable cada momento de la propia vida. La primera vía lleva a la estupidez, la segunda a la locura."
Como ven, el propio autor si que se aplica sus seis propuestas en muy pocas frases.
"... el escoger en cada instante, en el caos de los mil movimientos posibles, aquel y sólo aquel que era justo y límpido y leve y necesario, aquel y sólo aquel, entre los mil gestos perdidos, contaba."
Lo deja todo bien explicado, alto y claro. Hay que seguir leyendo, no puede quedar olvidado.
"El precio es sin duda alto pero debemos aceptarlo: no podemos distinguirnos de las muchas señales que pasan por esta carretera, cada una con un significado propio que permanece oculto e indescifrable porque fuera de aquí no hay nadie capaz de recibirnos y entendernos."
Así que ya saben, no confíen en las reseñas (tampoco en las mias), no se guíen por las opiniones de las contraportadas, las historias deben crecer un su mente, y ahí dentro esas palabras deben ser el alimento del cerebro, digeridas, procesadas y almacenadas. Dénle buen alimento a sus neuronas.
Benigno F.
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