Confesión: Este libro me lo he comprado porque era un saldo, costaba menos de cinco euros, el autor es de renombre y la sinopsis de la contraportada resulta muy atractiva. No obstante, algunos de los calificativos vertidos en la citada contraportada me parecen como mínimo exagerados: "Demoledora sátira sobre los tortuosos caminos que sigue el ser humano en cuanto a religión y sexualidad, y sobre el explosivo cóctel que ambas obsesiones pueden formar" ¿Seguro que va de esto? Yo el tono satírico no se lo veo por ninguna parte (y mucho menos demoledor), es crítico y cínico pero nada satírico. Yo no le veo el propósito, lúdico o burlesco, especialmente este último.
El autor reflexiona, filosofa pero no toma partido claramente de todas las visiones, todas ellas aparentan mentirosas. Muchas de ellas metidas entre citas cultas (algunas en latín), números y fórmulas.
El libro es serio, real, cortante como el filo de un cuchillo. Culto en ciencia (matemáticas y física) y en filosofía e historia. Sexo... Sí, hay sexo pero forma parte de los crudos hechos relatados. Una vez más un adulterio a varias bandas, consentido, provocado y algo truculento. Las descripciones de todas estas situaciones son vivas, excitantes, palpables, tejidas con hilos y costuras apenas visibles de tan reales que parecen.
El inicio del libro reconozco que me puso algo nervioso, atacó un poco mi paciencia esa larga conversación entre profesor religioso pero escéptico e informático empeñado en lo teológico, en la búsqueda de los mensajes divinos entre los unos y los ceros. Un diálogo sobre Dios en paralelo, lleno de disquisiciones interiores no manifestadas y con personas que hablan y no se sabe lo que quieren.
Progresivamente la acción me ha ido envolviendo y la parte final la he leido casi corriendo, sin parar de subrayar pasajes y tomando notas para el recuerdo.
El autor reflexiona, filosofa pero no toma partido claramente de todas las visiones, todas ellas aparentan mentirosas. Muchas de ellas metidas entre citas cultas (algunas en latín), números y fórmulas.
El libro es serio, real, cortante como el filo de un cuchillo. Culto en ciencia (matemáticas y física) y en filosofía e historia. Sexo... Sí, hay sexo pero forma parte de los crudos hechos relatados. Una vez más un adulterio a varias bandas, consentido, provocado y algo truculento. Las descripciones de todas estas situaciones son vivas, excitantes, palpables, tejidas con hilos y costuras apenas visibles de tan reales que parecen.
Es
una confrontación verbal entre el antiguo mundo del espíritu, las
palabras y la filosofía y el nuevo de los circuitos, los impulsos y los
algoritmos. Los números decimales enfrentados al código
binario o los hexadecimales que representan bits. Al fin y al cabo todo
se reduce a ceros y unos, a encendido y apagado. Así de simple es o
parece la vida y la muerte para las frías maquinas
El inicio del libro reconozco que me puso algo nervioso, atacó un poco mi paciencia esa larga conversación entre profesor religioso pero escéptico e informático empeñado en lo teológico, en la búsqueda de los mensajes divinos entre los unos y los ceros. Un diálogo sobre Dios en paralelo, lleno de disquisiciones interiores no manifestadas y con personas que hablan y no se sabe lo que quieren.
Progresivamente la acción me ha ido envolviendo y la parte final la he leido casi corriendo, sin parar de subrayar pasajes y tomando notas para el recuerdo.
Queda claro que todo es una trampa, que con teorías y posibilidades
se puede crear y derribar a dios. Al fin y al cabo todo viene de la
arcilla (Adán) o de una simple charca en la que todos fuimos unos simples renacuajos.
Lo mejor: Verna y
Edna ambas obsesiones no complacidas. La pareja de amantes que creen
que se esconden pero están a la vista del narrador (el esposo) y del lector porque así lo quiere
el escritor.
Lo peor: las fórmulas y problemas matemáticos escritos y no expresados con números.
Una frase: "Es un tirano. Los maridos tienen tendendia a serlo. Y esto lleva a sus esposas a una guerra constante de liberación." "Él no sabía latín. Pero podía argüir que los que saben latín ignoran el lenguaje de los ordenadores. Todos sabemos, relativamente, cada vez menos en un mundo donde hay demasiadas cosas que saber y pocas esperanzas de que conduzcan a algo." "La mente no es más que una manera de hablar. Es lo que hace el cerebro. El cerebro es lo que evolucionó, principalmente para regir nuestras manos." "Pero señor, piense en el consuelo de todos aquellos que quieren creer y no se atreven, porque han sido víctimas de la intimidación intelectual. Piense en la tranquilidad de todos los que están turbados o afligidos y quisieran rezar."
Puntuación: 8/10
Benigno F.
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