Diría que en su día leí "El secreto" pero no estoy seguro, igual confundo a Donna Tartt con Donna Karan o Donna Leon, o con ese otro bodrio superventas que se titula igual. Sea lo que sea no dejó otra huella en mi cabeza que la de otro libro gordo a añadir a mi archivo de células grises.
Por eso cuando leí que esta novela había sido premiada con el Pulitzer me dejo frío, y cuando ví el volumen de páginas y el guión de la contraportada seguí sin darme por aludido. Pero cuando me encontré con algunas opiniones serias (y para mi fiables) que lo recomendaban, pensé que igual valía la pena intentarlo. Y para ser breve, he de reconocer que la ha valido. Y eso que me puse con la lectura con mueca de desprecio y he buscado las rendijas por todos lados y he comprobado que es una obra sólida, bien ejecutada y planificada. Bueno... Excepto en la tecnología porque sitúa al protagonista usando un iPhone en una época unos años anterior a su lanzamiento.
Como siempre he comprado la edición de bolsillo... ¡Inmanejable oye!. Yo creo que estos tomazos se tienen que editar en fascículos. Te los vas comprando y leyendo poco a poco y si te cansas lo dejas. Además a la autora le cuesta diez años escribir un libro y le da tiempo de sobra para ello, pero... La avaricia editorial, el afán de hacer negocios y el puñetero embrutecimiento del capital aplicado a la literatura no sobreviviría. Ellos necesitan beneficios gordos, inmediatos y olvidables y no quieren un sistema que permite al lector entrar y salir a su aire en el sistema y por poco dinero. Así que persisten en convencernos que cuanto mas gordo mejor... ¡Y no es verdad! Pero en este caso, la calidad se impone a la incomodidad de leer tantas páginas de relleno.
Más de mil páginas, pero nada se mueve mucho hasta el desenlace y, la autora y el protagonista están siempre dandole vueltas a la misma idea, a la misma obsesión: el intento de entender el pasado en el presente y su análisis en el futuro, y la culpabilidad de no haber cambiado los acontecimientos ante los signos de aviso.
De todo ello nos damos cuenta al final de esta larga y buena película. Una frase de Nieschtze nos avisa: "Tenemos el arte para no morir de la verdad". Y en ese punto, el libro da el giro necesario para permanecer destacado en nuestra vida. Te das cuenta que todo lo escrito hasta ahora por ese tipo que nos cae bien, aunque a veces se comporte como un imbecil empeñado en su autodestrucción, no era mas que una introducción a la meditación fina,l que te abre una vez mas los ojos, de forma maestra, como lo han hecho siempre los grandes escritores y los artistas, que emocionan sin saber cómo, ni dónde y a todos diferente. Y vuelves a ver las partículas microscópicas de polvo en el aire mostradas por los rayos de sol que se filtran a través de las capas de las ventanas.
Puntuación: 8/10
Benigno F.
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